domingo, febrero 18, 2007

NOTICIA 231ª DESDE EL BAR: EL INFORME ESPÍAS DEL SIGLO XVI

Hace tiempo que me apetecía reportar al Alto Mando del Espionaje de Bares un informe de Historia en varias partes, como en ocasiones pasadas. Asíque miré un poco en mis archivos y encontré un trabajito, que he adaptado para el blog, sobre espías españoles en el Imperio Turco del siglo XVI. Aunque este tema, bastante desconocido incluso en nuestro país, está muy bien trabajado en realidad por Emilio Sola, un catedrático de Historia Moderna al que ya mencioné hace tiempo y que algún día le dedicaré un informe en concreto sobre él. Era profesor mío y mentor de mis primeras lecturas públicas de poesía. Ya hablaré largo y tendido algún día, porque su vida y obra no tiene desperdicio. Fue él quien incluyó mi trabajo sobre los últimos años de vida del corsario Walter Raleigh, a través de los movimientos políticos y de espionaje de la embajada española en Londres en el siglo XVII, en la web de Archivo de la Frontera (exáctamente en su sección galeatas; esta web está linkeada en este blog desde el comienzo, la encontráis en los links a webs de la derecha), única página de Internet reconocida por la UNESCO como página de Historia con documentos originales de archivos y de trabajos de historiadores. Artículo extenso que incluí yo en varios capítulos en este blog en Agosto de 2006. En las noticias 130ª, 131ª, 132ª y 133ª.

El informe que reporta este espía de bar será de tres partes. en la primera, la de hoy, presentaré el origen de una de las redes de espionaje español en el Imperio Turco Otomano del siglo XVI y el contexto histórico (político) del momento. La segunda parte tratará sobre tres de los informes (avisos se llamaban entonces o noticias) que se enviaron en la primera mitad de la década de 1560' y que pueden resultar interesantes, sacados de las cartas que se encuentran de la siguiente forma (así evito críticas malintencionadas como las que surgieron por otros historiadores de Cádiz cuando expuse el informe de Cádiz en 1947):

- AGS Estado, legajo 486 (doc. 105). 1563, 23 de Abril y 19 de Junio, Constantinopla. Relación de cartas de Adam de Franchi, Juan Aug(ust)o Gilly.
- (doc. 104). 1563, 2 de Julio, Constantinopla. Relación de cartas de Adam Franchi a su majestad, de Pera, en Constantinopla. Envialas Garci Hernández.
- (doc. 108). 1563, 21 de Julio, Constantinopla. Relación de uno de los que avisan a vuestra majestad.

[AGS: Archivo General de Salamanca].

Y en el tercer informe entregaré las conclusiones de todo lo que expondré. Como siempre digo, yo cuelgo estas cosas porque me apetece y porque creo pueden ser interesantes para el lector. Sé que son informes largos, muy largos. Este en concreto en word serán unos once hojas. Aunque los colgué más largos en el pasado, como el informe nicaragüense u otros. Quien quiera leerlo que lo lea, quien no que no lo haga. Aquí no se obliga a nadie, que también me conozco esas quejas. Si lo imprimis o no me da igual, como vosotros prefiráis para vuestra comodidad. Estos informes se dividen en dos partes, una primera corta donde hablo de mí o algo de mí, muy cortito, como ahora, y una segunda que es el informe de Historia en sí. Dicho esto os dejo con la primera parte.

ORIGEN DE LA RED DE ESPIONAJE ESPAÑOLA EN EL IMPERIO TURCO DEL SIGLO XVI Y CONTEXTO POLÍTICO

España en el siglo XVI usó de diversas redes de espionaje para mantener su spremacía como Imperio del Mundo, al igual que han hecho todas las superpotencias existentes en la Historia. Pasaré a comentar una de las redes, en concreto una de las que se pusieron en marcha frente al Imperio Turco. Fue creada por orden de Felipe II de España tras la derrota en Mostaganem, cerca de Orán, a manos de Hasán Baja, hijo de Barbarroja, en 1558, y la derrota de la isla de Yerba, o de los Gelbes, en 1560, a manos turcas y donde llegó a morir el hijo primogénito del Duque de Alba. Ambas derrotas supusieron el peligro de la expansión turco-musulmana por el Mediterráneo occidental, con todo lo que ello podía acarrear para el occidente cristiano, así como el cautiverio de miles de españoles en cárceles argelinas y turcas. Se comenzó a organizar pues un servicio de rescate de esos cautivos, el cual funcionaba con interlocutores entre mercaderes importantes que comerciaban entre cristianos y musulmanes, independientemente de su adscripción religiosa, pues estos eran afines al dinero.

De entre los cautivos y este servicio de rescate comenzó a montarse una red de informadores pues habían aprendido lo suficiente como para hacerse pasar por cristianos renegados fáciles de colocar en ambientes cortesanos por su poder económico como mercaderes o por sus cualidades militares, aunque en realidad necesitaban el sufragio secreto de la Corona española. Principalmente se trataba de personas españolas e italianas. Fueron reclutados preferentemente por el comerciante genovés Juan María Renzo, el cual llegó a viajar a Estambul en 1562 con el propósito de montar la red. Llevaba dinero y órdenes del Rey de España para ello (aunque ya existía otra red de espionaje con anterioridad). Renzo manejaba el reclutamiento de espías en Nápoles, pese a que los asuntos de Estambul los dejó en manos de quien dirigía de modo fáctico toda la organización desde Estambul, el veneciano Aurelio Sancta Croce (Santa Cruz). Este era, en principio, un mercader y rescatador de cautivos, aunque en el fondo era otro reclutador de espías aparte de ejercer de informador él mismo. No obstante, quince años después Sancta Croce sería una pieza importante para redactar treguas y paces. Entre Renzo y Sancta Croce llegaron a reunir una red de 112 agentes. Entre esos espías de esta red estaban Adam de Franchi y Juan Agustino Gilli.

Juan Agustino Gilli fue quien le dio un nombre particular a toda la red, que fue con el que se solía conocer: "la conjura de los renegados". Este hombre era un napolitano que se había transformado en un renegado (mujtadí), esto es que se había hecho turco con el nombre Hurrem Bey, aunque en el fondo estaba al servicio del Rey de España. Usó por nombre secreto de cara a la Corte de los Habsburgo el de Vivan o Urban de Mengrelia. Quince años más tarde de comenzar a ejercer como informador, era intérprete en la Corte Otomana y fue clave para negociar treguas.

Adam de Franchi, que es el principal autor de diversos informes, era en principio un comerciante de la isla griega de Quíos, aunque también se cree que era genovés, ya que su nombre puede ser el de un comerciante genovés que trató la compra de trigo para Transilvania. Pero aquella tapadera, a la vez negocio particular suyo, encubría su principal labor, que fue la de pagador de servicios secretos, tarea delicada, peligrosa y no exenta de sospechas de prevaricación y robo., también pasó avisos e informes secretos llevándolos de Turquía a Venecia, intercedió en operaciones de rescate de cautivos y, lo más importante de su carrera como espía, introducía extranjeros en la Corte Otomana, los cuales eran agentes de la red de Santa Croce y Renzo. Moriría a comienzos de la década de 1570'.

También estaba Sampietro Corso, un italiano de una familia de Córcega conocida como los Corsos, que se dedicaban todos ellos al espionaje. En este caso Sampietro intentó lograr ayuda turca para liberar Córcega del gobierno de los genoveses. Por ello Felipe II se refirió en alguna ocasión a esta familia como una familia de agentes dobles de la que se debía confiar poco. Sin embargo, en 1577, a otro miembro de la familia, Gasparo, le concedió el título de procurador general de la Orden del Santo Sepulcro para España por sus servicios al lograr una tregua ventajosa para España, siendo el propio Gasparo sospechoso también de agente doble.

El contexto político de sus tareas de espionaje se envuelve en el intento de la Monarquía Hispánica de controlar los movimientos del Imperio Turco con la finalidad de lograr un status quo en el Mediterráneo o bien una derrota aplastante sobre el expansionismo musulmán.

Desde la caída de Constantinopla y la desaparición del Imperio Bizantino a manos del emperador turco Mahomed II en 1453, el Imperio Turco Otomano fue expansionándose por Europa Oriental y por África. En 1460 ya habían ocupado las zonas griegas de Epiro y de Tesalónica, mientras por Asia, un año después, había logrado anexionarse el reino de Trebisonda. Entre 1462 a 1463 tomaron Valaquia y Bosnia en Europa. En 1466 se hicieron con el reino de Karaman en Asia. En 1468 su frontera occidental contaba ahora con el territorio de Albania. En 1512 comenzó a gobernar Selim I, quien fomentó a los corsarios musulmanes del Mediterráneo en contra de los barcos cristianos, con vistas a hacerse con el Mediterráneo Oriental al completo y con el paso al Mediterráneo Occidental. De ahí diversos enfrentamientos en algunas plazas fuertes musulmanas, como Orán o Argel. Pero su expansionismo se orientó a Asía. En 1514 conquistaba Kurdistán y Armenia. En 1516 la Alta Mesopotamia y Siria. En 1517 decidió comenzar la expansión por África y tomó Egipto. Este hecho puso en guardia a algunos reinos musulmanes de la zona, aunque otros pidieron su ayuda. En 1520 comenzó a gobernar Solimán el Magnífico, quien gobernara de modo más espléndido el Imperio Turco por bastantes décadas.

Solimán representaba un muy serio riesgo para los reinos cristianos de Europa, sobre todo para aquellos que daban al Mediterráneo. Venecianos y genoveses se veían seriamente amenazados ya que sus reinos eran muy ricos y llenos de vitalidad comercial, aparte de encontrarse cerca el expansionismo turco. Por ello estos buscaron siempre el apoyo de los reinos cristianos más fuertes que les pudieran ayudar, en aquellas épocas entre el Sacro Imperio Romano Germánico (hasta 1555 adscrito al también Rey de España) y la propia España (ya desde el comienzo de Felipe II en la citada fecha de 1555). En 1521 Solimán entró en Belgrado. Al año siguiente conquistó la isla de Rodas. En 1526 conseguía Hungría y en 1532 ponía sitio a Viena, de donde ya no pudo pasar. Quizá por ello en 1534 atacaba Persia y tomaba Bagdad. Después volvió sus ojos al Mediterráneo. En 1551 volvían a conquistar Trípoli (España conquistó Túnez en 1535 para intentar frenar a los turcos), en 1552 Andrea Doria era derrotado en Ponza. En 1554 España perdía el peñón de Velez, en la Gomera.

A partir de ahí España, en cuestiones navales, no logró grandes victorias. En 1555 incluso se perdía el dominio de Bujía a favor de los turcos. Las naves corsarias de Barbarroja y de Dragut tenían más presencia que las naves españolas en el mar común entre Europa, Asia y África, el Mediterráneo. Tanto es así que Piali Pachá llegó a atacar Menorca en 1558 y las naves turcas llegaron a navegar paseándose por delante de las costas del Levante español, ocasionando gran inquietud entre los cristianos españoles y gran júbilo e incluso intenciones de alzamiento entre los moriscos que vivían en España, confiados en que Aragón, Valencia y Granada pronto serían provincias turcas. Así queda reflejado al menos en las investigaciones de los inquisidores del Levante español. Se reforzaron las guardias de las costas y se permitió a la Inquisición vigilar más atentamente que los moriscos no hicieran ostentación pública de prácticas heréticas contra el cristianismo. Pero eso no evitó choques y conflictos entre cristianos y moriscos en más de una ocasión. 1558 también fue el año de la derrota en Mastaganem, cerca de Orán, a manos de Hasán Baja, hijo de Barbarroja y Rey de Argel, como ya se ha dicho.

Por todo ello, en 1559 la Inquisición de Aragón decidió desarmar a todos los moriscos de su territorio. En 1563 se intentó lo mismo con los de Valencia. El problema estaba en que estos eran vasallos de nobles y desarmarles suponía un problema serio entre el Rey y la nobleza. Todo ello fue provocando un malestar entre cristianos y moriscos. Los triunfos turcos, por otra parte ayudaban a envalentonar a los moriscos que definitivamente se alzaban en armas en 1568 en la llamada rebelión de las Alpujarras. La rebelión fue enfrentada con el ejército, pero no se sofocó del todo hasta 1570, con la intervención de Juan de Austria, hermano bastardo de Felipe II. Sin embargo, estaba claro que los triunfos turcos en el Mediterráneo no sólo ponían en peligro el status quo internacional y la supervivencia íntegra de los reinos cristianos, si no que suponía además un peligro para España en cuanto a la estimulación para la sedición de parte de un sector de su población de origen musulmán, el cual podía ejercer de quinta columna dentro del Estado de cara una posible guerra directa de expansión turca contra España.

Solimán el Magnífico atacó la isla de Malta en 1565, pero por primera vez tuvo que replegar su flota a Turquía ante la intervención del Virrey español. Controlar Malta suponía poder dar un salto fácil a Sicilia y poder hacerse con la península italiana. Solimán moriría en 1566 y le sucedería Selim II, cuya política continuaba la de su predecesor. Fomentó la creencia de que los musulmanes podían lograr juntos dominar todo el Mediterráneo. De ahí que su propaganda hiciera mella en los moriscos españoles. Todo levantamiento musulmán contra los cristianos era apoyado por Selim II bajo la proclama de la Guerra Santa. De ahí que los moriscos españoles vieran la ocasión del alzamiento en 1568, con la esperanza del socorro turco en su ayuda. Entretanto, el Rey de Argel, Dragut, atacó Túnez y a los españoles de la isla de La Goleta. Selim II decidió apoyarle y atacó diversos puntos estratégicos, entre ellos la isla de Chipre, que era territorio de Venecia. La isla era un punto estratégico del comercio mediterráneo. Por todo ello, en 1570 se organizó la Santa Liga, una alianza de Estados cristianos encabezada por España y seguida por el Papado, Génova y Venecia. En Octubre de 1571 la batalla decisiva tuvo lugar en Lepanto, en el Mediterráneo oriental. La actividad del espionaje español fue frenética en cuanto a avisos de información a España y sabotajes a las naves turcas, aunque los avisos venían dándose desde 1562. Andrea Doria y Juan de Austria lograron vencer militarmente en el mar y acabar con la flota turca. Selim II aún intentó reponerse de la derrota en diversos enfrentamientos posteriores en 1573 e incluso llegó a reunir una escuadra más grande que la de Lepanto en 1574, con la que tomó Túnez. Fue una victoria muy ventajosa, pues logró que sus naves pudieran crear combates incluso cerca del Atlántico. En 1576 llegó a conquistar Fez, lo que llevó a que Portugal invadiera Marruecos en 1578, como defensa estratégica. Entre tanto, España volvía a tomar medidas especiales respecto a su población morisca, por si surgían nuevos levantamientos con la flota turca tan cerca. Sin embargo, los tiempos habían cambiado y la importancia ya no recaía en el control del Mediterráneo. Los moriscos serían expulsados de España en pocos años y su mayor preocupación era la rebelión estallada en sus territorios de Flandes. Mientras, al Imperio Turco Otomano se le rebelaban los persas en su frontera oriental presentando una gran resistencia. A ambos Imperios les convenía las diversas treguas que se ofrecieron y de las que fueron piezas importantes los integrantes de la vieja red de informantes de Sancta Croce y de Renzo. El embajador Margliani lograba una tregua más o menos estable en 1580.

Este es el contexto general en el que se escriben unas cartas de mano de Adam de Franchi y de Augusto Gilli en 1563 respecto a la petición a los turcos de ayuda frente a los portugueses en el Índico por parte de reyes indios.

Turquía en aquel momento parecía el Imperio más poderoso capaz de frenar a los portugueses en ayuda de los reinos indios, de los que una parte eran musulmanes. Los establecimientos comerciales portugueses en el Índico entorpecían el propio comercio indio en la zona, del que habían sido principales beneficiarios durante siglos. Pero también amenazaba la estabilidad política de los reinos de India. De aquella zona llegaban a Europa, por otra parte, productos de gran valor como las especias, determinadas maderas, artículos de lujo, etcétera. El asunto de la posible intervención turca en el Índico podía ser un grave problema para la economía europea, lo que significaría también para el sostenimiento de sus reinos sin conflictos sociales. Pero al mismo tiempo era obvio que si el Imperio turco lograba ventajas en el Índico, podía tomar posiciones ventajosas frente a Persia, su enemigo oriental, el que ya se sabe que terminará siendo una pieza clave para que, en el futuro, se olvidase del Mediterráneo acuciado por los conflictos que le generaba, por lo que no convenía a España y el resto de reinos cristianos que el Imperio Turco tomase ventajas serias respecto a sus conflictos con su frontera oriental. Pero además, las cartas tienen importantes informaciones sobre los movimientos turcos en el Mediterráneo en ese momento.

2 comentarios:

Harry Reddish dijo...

magnífica entrada histórica que explica muy bien todo el contexto histórico de las luchas entre el imperio español y el imperio turco en el mediterráneo. Sólo un apunte (dime quisquilloso), pero no es el peñón de Vélez en la Gomera, sino el peñón de Vélez de la Gomera, que es una península de soberanía española desde la época que tu relatas y que está entre Ceuta y Melilla. Allí hay destacada una pequeña guarnición del Cuerpo de Regulares (los del traje color garbanzo). En cualquier caso, mis felicitaciones por tu trabajo. Espero leer tu siguiente post

Salud!!

Liliana dijo...

Sinceramente no sabía nada de esta historia que cuentas. Sí que el dominio del Mediterráneo implicaba el dominio de la región, pues el comercio que se desarrolla(ba) desde sus puertos era importantísimo, pero no conocía los entretelones de esos amagues de invasión musulmana (más que la "gran invasión gran"... que ocupó España por ocho siglos). También se entiende la importancia que cobró la Inquisición como freno a este tipo de avances (la Iglesia siempre de la mano con los intereses económicos). Y la Guerra Santa haciéndose eco a modo de contrapunto... Religiones más que espirituales, comerciales.
¡Vamos por la segunda parte!

Hay profesores que signan la vida profesional de uno, ¿no? ¿será el caso de Emilio Sola –que no Emile Zola–? Espero el post dedicado a él.