miércoles, agosto 05, 2009

NOTICIA 659ª DESDE EL BAR: WOODSTOCK 40º ANIVERSARIO (2)

Woodstock no fue el primer macroconcierto. Los macroconciertos, entendidos estos como conciertos de reunión de varios artistas musicales, a veces aderezados con otra clase de actuaciones o cuestiones culturales, que atrajese a grandes masas de gente, se produjo en 1959, también en Estados Unidos de América (USA). Fue la primera edición del Festival de Música Folk de Newport. Lo iniciaron dos productores y managers musicales míticos en la música popular que cambiaria el rumbo de la Historia en el siglo XX. Uno era George Wein, que desde 1954 organizaba también el Newport Jazz Festival, y otro era Albert Grossman, posterior manager de gente como Janis Joplin y Bob Dylan. Fue en la edición de 1965 de este festival donde, por ejemplo, el propio Dylan se pasó al rock de guitarra eléctrica para escándalo de sus seguidores del momento. Hubo otros festivales, y el siguiente más renombrado se produjo en 1967, de nuevo en USA, en la ciudad californiana de San Francisco, el Human Be-In, y otro más también en California, en Monterrey. Aquel año la música psicodélica se había popularizado con el álbum “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” de los Beatles y había influido en la aparición de grupos nuevos que se harían famosos en muy breve tiempo ese mismo año, a la par que otros grupos más dedicados al rythm and blues desaparecían o se reconvertían. The Doors, The Jimi Hendrix Experience, The Big Brother and the Holding Company, Santana, The Jefferson Airplane, Ten Years After... El festival de Monterrey lo cambió todo. Los grupos californianos mencionados, más muchos otros saltaron a la fama. San Francisco había concentrado a una gran parte de la población hippie norteamericana. Como si de la Meca para los musulmanes se tratara, allí iban.

Los festivales proliferaron, y no sólo por su atractivo musical sino también por sus radicales cambios sociales que contraían, lo que a veces incurría en conflictos con la policía. Festival tras festival a uno y otro lado del océano Atlántico, e incluso grandes conciertos en Asia. Incluso en España un joven Gay Mercader, hijo de Ramón Mercader, se esforzaba desde 1968 en traer grandes músicos a España (al primero que logró traer fue a King Creamson).

Del 15 al 18 de Agosto de 1969 la enorme propiedad privada de Woodstock, relativamente cercana a New York, en New Jersey, acogió al festival más célebre de la Historia, un mes después de la primera llegada a la Luna y a una semana de los asesinatos de la Familia Manson bajo la confesión de actuar “guiados” por una canción de los Beatles, “Helter Skelter”. Pero no había sido el primer macroconcierto de ese año. En Gran Bretaña, el 9 de junio, la banda de Eric Clapton, Cream, se había disuelto y se había unido a los restos de otra banda disuelta, Traffic, de Steve Winwood. Formaron Blind Faith y dieron un macroconcierto gratuito en un parque londinense, el Hyde Park. Justo un mes más tarde, en el mismo lugar, The Rolling Stones, que por problemas con su manager no acudirían a Woodstock, dieron otro macroconcierto, sin importarles que apenas una semana antes había muerto su reciente exguitarrista Brian Jones, fundador del grupo. Luego, ya en agosto, se produjo Woodstock, y tras Woodstock los trágicos acontecimientos del festival de Altamont (Gran Bretaña) y la primera edición del tercer festival más famoso tras Monterrey y Woodstock, el de la Isla de Wight (cuya edición más famosa sería la siguiente, la de 1970 dado que muchos de los que actuaron entonces no sabían que sería de sus últimas actuaciones, como Jimi Hendrix, o que sería su cumbre en directo para pasar a hacer después grandes álbumes pero no a superar ese concierto, The Who).

En Woodstock se dieron a conocer muchos artistas. Pero menos conocido es que se habían vendido más del triple de las entradas que se esperaba vender, como dijo uno de los co-organizadores, John Roberts, por lo que se vieron obligados a abrir las puertas por las que se coló aún mucha más gente de forma gratuita ante una desbordante llegada de gente. Como dijo el mismo hombre, dados los hechos consumados anunciaron por megafonía la gratuidad a los que, desde determinado momento seguían llegando, como si fuera un regalo. Es obvio que los sistemas de sonido, muy deficitarios en un cercano 1965 cuando no eran capaces de hacerse oír en un estadio de fútbol, como decían los Beatles, en 1969 por mucho que hubieran avanzado aún no habían avanzado todo lo que en los 1970’ y 1980’ lo harían hasta nuestros días de 2009. Por lo que mucha gente en Woodstock posiblemente no escuchó gran parte de los conciertos de esos tres días. Pero lo importante de Woodstock era el acontecimiento social, que se saldaría no sólo con una subida espectacular de embarazos, como es el dato que siempre se menciona, sino también de enfermedades venéreas, sobredosis, lipotimias, comas etílicos… datos que hoy día nos brindan los archivos y las hemerotecas norteamericanas, así como las estadísticas de la época. Ni la policía ni el personal sanitario podía cubrir todas las necesidades, máxime cuando Woodstock era una propiedad privada… que acabó desolada. La falta de higiene, sobre todo en lugares donde hubo auténticos ríos de orín, agravada por una lluvia intensa no mejoró el panorama de paz y amor. Hay que pensar que en Woodstock 1969 hubo entre 400.000 y 500.000 personas asistentes. Se ha popularizado la idea de que asistieron un millón de personas, lo que las imágenes del documental ha ayudado a reforzar en el imaginario popular, pero los organizadores hicieron cuentas de las entradas vendidas, teniendo en cuenta lo de haber vendido con mucho de más, y de las posibilidades de cantidad de gente que pudo acudir sin entradas, ninguno habla de un millón de personas. Las cifras que dan son de medio millón, que ya son. Los más osados hablan de 750.000 personas, pero siguen sin hablar del millón que se ha popularizado en los tópicos.

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