martes, noviembre 24, 2009

NOTICIA 708ª DESDE EL BAR: EL TRIUNFO DE LA MUERTE (sexto aniversario)

Viento golpeante
en los susurros suyos,
te lo llevaste.

(Daniel L.-Serrano, 2009).

***El cuadro pertenece a "El Triunfo de la Muerte", de Peter Brueguel "El Viejo" (1525-1569). Es un detalle de la parte superior derecha. Actualmente se encuentra en el Museo del Prado de Madrid, ya que fue propiedad de la Corona Española y con los siglos pasó a propiedad del Estado Español. Fue pintado en 1562. En esa fecha el Emperador Español Felipe II gobernaba los Países Bajos mediante su hermana bastarda Margarita de Parma. Fue una gobernadora moderada que suavizó la política que había llevado hasta entonces Carlos I de España y V de Alemania. En su gobierno de 1559 a 1566 intentó la convivencia entre católicos y protestantes. Carlos I había reprimido a los luteranos de Flandes en 1519 por ir contra sus prerrogativas. En 1520 junto a los luteranos surgieron los anabaptistas, de base social pobre, subvertían el orden con peligro para los nobles flamencos y holandeses tanto católicos como luteranos. Carlos I llevó allí a la Inquisición con un gran número de represiones de toda clase sobre estos anabaptistas con ayuda de los luteranos del lugar. A partir de 1540 empezaron a introducirse en los Países Bajos los calvinistas, los cuales no tenían su base allí, si no en Suiza. Eran organizados internacionalmente por Calvino. Sus acciones eran de un fanatismo religioso que reclamaba no obeder a las instituciones terrenales, estatales o eclesiásticas, de ningún tipo. Provocaron guerras en los países donde iban llegando, las más famosas fueron las guerras de religión francesas que ocuparon la mitad del siglo XVI. En los Países Bajos muchos nobles se les unieron para poder recuperar su derecho a cobrar determinadas rentas y recuperar cargos políticos que habían ido a manos de gentes de otras zonas del Imperio Español. Comercialmente los Países Bajos eran beneficiados dentro del Imperio, ya que sus productos tenían la garantía de acabar abasteciendo en masa el mercado hispano, lo que suponía abastecer al monopolio del continente americano. Buena parte del oro americano acabó en manos de holandeses, pero cuando las guerras europeas del Imperio necesitó de ese oro los comerciantes holandeses creyeron que se les estaba expoliando en impuestos para guerras que no iban con ellos... Aunque en realidad, por ser parte del Imperio sí iban con y contra ellos, igual que contra cualquier otra parte del Imperio. El descontento del campesinado y los comerciantes, unido al de los nobles hizo militar a muchos en el calvinismo internacional. A menudo se negaban a pagar impuestos, asaltaban en el campo a las caravanas con productos vendidos a Castilla, quedándose así el dinero y los productos en suelo holandés o flamenco, quemaban iglesias católicas o acuchillaban nocturnamente a algún católico. Felipe II dejó que Margarita de Parma intentara negociar con concesiones a la Iglesia calvinista, ya que tenía que hacer frente a los turcos en el Mediterráneo y a los moriscos en las Alpujarras andaluzas de España, no podía distraer tropas del ejército. Pero cuando en 1566 los calvinistas, animados por los sucesos de Francia, y siendo buena parte de los participantes exiliados de Francia, quemaron durante varios días varias iglesias a la vez, y cometieron diversas matanzas, Felipe II mandó allí a un numeroso ejército de manos del Duque de Alba, quien llegó allí en 1567. Formó un Tribunal de los Tumultos, que ejecutó a 1.105 personas y condenó a 12.302, a las que hay que sumar a los muertos y heridos en batallas abiertas entre protestantes holandeses y seguidores católicos, y algunos luteranos, del Duque de Alba y Felipe II. Las ejecuciones se dieron sobre todo en modo de "ejemplo", esto es: lo más públicas y sanguinarias posibles sobre gente importante y muy conocida que fuera enemiga de la política gobernante oficialmente. Hubo excesos y paranoias a la hora de ver quien era realmente enemigo de España y quien sólo intentaba criticar para construir. Los nobles, que no pagaban impuestos, fueron obligados a pagar impuestos. Creó mayor descontento que se unió a un ataque de peste y de hambruna al haber interrupciones comerciales a causa de la acción de piratas de la propia región holandesa de los Países Bajos (los Mendigos del Mar), piratas hugonotes (calvinistas) franceses y corsarios ingleses que actuaban como si fueran piratas aunque el tiempo y los documentos demostraron años más tarde que eran corsarios de Isabel I de Inglaterra. La propaganda de que las tropas del tercio español estaban en los Países Bajos para proteger a los súbditos del Rey se derrumbó cuando, ante la imposibilidad de recibir sus pagas los soldados, con retrasos de pago de dos años a causa de las deudas bélicas del Imperio, estos se amotinaron y saquearon varias ciudades, causando robos, destrucciones, asesinatos y violaciones. En 1574 el Duque de Alba fue destituído y no volvió a servir activamente en el ejército hasta 1580-1582. Felipe II volvió a optar por la moderación de Requesens... que fracasó. El espanto que causó el Duque de Alba perduró en las mentes de la gente de los Países Bajos, los cuales, tras el paso de Juan de Austria y de Alejandro Farnesio, continuaron la guerra desde tres de las provincias (naciones) de aquellos territorios, al mando de los partidarios de Orange. Los reyes españoles Felipe III y Felipe IV heredaron el problema hasta la década de 1630', que se produjo la independencia de todos los territorios de los Países Bajos, en varios países. El Duque de Alba aún es recordado hoy día como un personaje de terror, "El Coco", usado con los niños para que se vayan a dormir o hagan lo que los padres desean: "duérmete o viene el Coco y te come".

Sea como sea, "El Triunfo de la Muerte" fue pintado por Brueguel "El Viejo" en el contexto del gobierno moderado y abierto al pacto de Margarita de Parma, justo cuando comenzaron las acciones intimidatorias de los calvinistas en la zona norte y centro de Europa. Su imaginación exaltada debió hacerle representar de un modo tan oscuro cosas que, sin duda, debió ver en cierto modo.

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