sábado, junio 08, 2013

NOTICIA 1215ª DESDE EL BAR: SALVADOR DALÍ EN EL REINA SOFÍA

 Hitler se masturba en una estepa rusa, sentado sobre unos caballos como en un un butacón. Tiene puesto su uniforme y su brazalete con esvástica. Nosotros lo vemos desde la espalda. Espiamos su intimidad. La intimidad de un hombre que aniquila la intimidad y mera existencia de millones de hombres. 

Un amasijo de carne informe nos recuerda una especie de restos conglomerados de deshechos humanos. Buscan su complacencia erótica y sexual. Es un gran bloque de carne informe intentando masturbase y a la vez practicar una felación. Es el gran masturbador. Un ser que es el resultado de la explosión de una bomba nuclear. 

Un reloj se funde como si fuera de agua. El tiempo se resbala líquido. Se nos escapa. Salvador Dalí era amante de la buena comida. Lo era desde muy joven. Pertenecía a una familia burguesa y rica de Cataluña, concretamente de la provincia de Gerona, de un pueblecito llamado Figueras, entre los territorios que ascienden a los Pirineos, cercano a la frontera con Francia. Ubicado en el mapa de modo mundial por este pintor del siglo XX que revolucionó el estilo artístico que pretendía ir más allá de la realidad, el surrealismo. Cuando Dalí era estudiante en la Residencia de Estudiantes de Madrid de vez en cuando, en los periodos vacacionales, viajaba allí para visitar a su familia, su padre era notario en aquel pueblo. Conocía allí todos los mesones y establecimientos de comida con fama de servir platos abundantes y bien cocinados. Era conocido entre sus vecinos y la región por este pequeño vicio. Aprovechaba entonces para visitarlo. Fue un verano que estando esperando su comida vio unos quesos puestos entre una mesa y la nada. El calor los estaba fundiendo, y era así como pocos años después, en 1931, pintaría ese famoso cuadro de los relojes acuosos que nos muestran lo débil y relativo del tiempo.

Salvador Dalí es un genio que se fascinó por los avances más vanguardistas del Arte y de la Ciencia de su momento. Admiró la relatividad científica de Einstein del mismo modo que admiró las revolucionarias percepciones del mundo hechas por el escritor Zweig,  o por el poeta surrealista André Bretón. Como muchos creadores de las primeras décadas del siglo XX también admiró el psicoanálisis de Freud, del que leyó todos sus libros con avidez. Llegó a conocerle en persona y a retratarle. Freud también se fascinó con Dalí, al que apenas conocía, para el viejo doctor él era un joven con una extraña mirada como de loco. 

Salvador Dalí fue capaz de pelearse con su amigo el poeta Federico García Lorca en 1928. Habían sido muy buenos amigos, Lorca incluso le había dedicado un libro titulado "Oda a Salvador Dalí" en 1926. Junto a otro estudiante compañero de la Residencia de Estudiantes, el cineasta Luis Buñuel, habían vivido muchas fiestas juntos. Sin embargo en estas fiestas Lorca solía ser blanco de las bromas pesadas de los otros dos. En aquel 1928 Lorca escribió "Romancero Gitano", un libro de poesía que por un momento daba más preferencia a la cultura popular que al surrealismo. Eso disgustó tanto a Dalí y Buñuel que la pelea fue tajante. Malograron su amistad. Buñuel haría las paces con el poeta en 1934. Dalí, el que contratara a todos los taxis posibles de Madrid para que fueran en comitiva tocando el claxon detrás de él para entrar en la Residencia de Estudiantes, nunca hizo las paces. Aún más, en 1929, junto a Buñuel, rodaron una película en Francia que el poeta interpretó como una obra creada expresamente para ridiculizarle e insultarle. Se trataba de "Un Perro Andaluz". En cartas personales y privadas Buñuel afirmaría a otras personas que no era el caso, al menos por su parte. Se trataba de una historia que mostraba el choque entre una vieja sociedad de valores burgueses y otra nueva por nacer con nuevos valores sociales. Es posible que el subconsciente sí hubiera dado paso al insulto en el metraje, pero... en principio Buñuel negó tales ataques. Dalí no dijo sobre ello. Dalí aún le quedaba pelearse con su admirado André Bretón, al quitarle a su novia, la rusa Gala, que terminó sus días como la esposa de Dalí, primero casada por lo civil en 1934, por la Iglesia católica en 1958. Le quedaría pelearse también con su amigo el pintor cubista Picasso, al juzgar de él un estilo pueril y facilón que consideraba manchas y garabatos. Le quedaría pelearse también con Luis Buñuel, en un primer momento al estallar la guerra civil en 1936, nunca rompieron del todo, pero pelea se produjo. Buñuel incluso le pidió dinero cuando en el exilio estuvo arruinado en 1939, Dalí se lo negó alegando que su pitonisa le había recomendado no prestar dinero. Pero la pelea definitiva ocurrió en 1943, cuando Dalí con su autobiografía y con una carta que envió a las autoridades norteamericanas le acusó de ateo y comunista, lo que impidió que Buñuel pudiera dirigir el Museo de Arte Moderno de New York (MoMA) y provocó que las productoras de Hollywood le rescindieran contratos. Buñuel tuvo que irse a México, donde acuchilló histéricamente el ejemplar de la autobiografía de Dalí. Conservó el retrato que le había hecho el pintor en 1924, lo tenía en el salón de su casa, pero Buñuel no intentó hacer las paces hasta 1983, unos meses antes de su muerte, cuando sabía que ya no le quedaba tiempo; como símbolo de amistad le envió a España este retrato, que hoy pertenece al Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía de Madrid. El tal retrato era compañero de un segundo retrato a Lorca. Dalí los había pintado cuando para ahogar su enfado con las autoridades que otorgaban nombramientos en la Residencia de Estudiantes, las cuáles habían rechazado a Dalí en uno de esos cargos, se habían ido a un bar. Dalí no pisaría la residencia en varios días. 

Debió ganarse muchas más enemistades, realmente. Tomó partido y simpatía por el golpismo de extrema derecha de los generales en 1936, simpatizando incluso con Falange Española. Muchos intelectuales rompieron con él en ese momento, ya que él incluso los atacaba. Sin embargo su posición política era muy fácil. Su pareja era de origen ruso, pero no comunista, tenía además una personalidad que le enfrentó a muchos amigos, que terminaron optando por el distanciamiento ya incluso por no soportar a Gala. Pero su posicionamiento era fácil porque al estallar la guerra él optó por exiliarse a Francia no por ser víctima de persecución, sino por no sufrir la guerra. Sus opiniones de apoyo a Franco no se basaban en la observación de lo que ocurría en el país, sino en sus opiniones, también influenciadas por su origen burgués de familia adinerada. Al terminar la guerra civil pudo haber regresado a España, pero no lo hizo, en lugar de eso se quedó en Francia hasta que los NAZIS alemanes, en la Segunda Guerra Mundial, entraron en Burdeos. Entonces se fue a Estados Unidos, donde con gran facilidad siguió apoyando a Franco y, como se ha visto, atacando a los que sabía que eran comunistas, a pesar de ser amigos personales. No regresó a España hasta 1948. Llegó a ser incluso condecorado por Franco en 1964. Se entrevistaron en al menos dos ocasiones oficiales, alguna más no oficial, hasta el punto que Dalí llegó a pintar a la hija de Franco montando un caballo trasparente. Tuvo desde luego una trayectoria política bastante clara, a pesar de la grandeza creadora de su genio artístico. Con la monarquía parlamentaria, Juan Carlos I optó por nombrarle marqués en 1982.

Criticó a los NAZIS, Dalí podía simpatizar con el fascismo, pero no con el nacionalsocialismo antisemita de los alemanes. Y desde luego le impresionó hasta un extremo obsesivo las explosiones de las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki en 1945, que pusieron final a la Guerra Mundial. Eso influyó en muchos de sus cuadros más famosos de los años posteriores. Pero volvamos a 1930. Dalí había rodado el año anterior la película citada junto a Buñuel. En 1930 rodó otra película más con él, "La Edad de Oro". También la rodaron en Francia. Era sonora. Se podría considerar la primera película española sonora, pero no se suele reconocer como tal al ser una producción hecha en Francia. La primera película sonora oficial en España será "El Misterio de la Puerta del Sol", rodada en 1929 y estreanda en aquel 1930, de Francisco Elías. "La Edad de Oro" era otra película surrealista pero de mayor duración que la que anteriormente rodaron Buñuel y Dalí. Se estrenó en el Estudio 28 de París. La primera proyección había logrado atraer al grupo de jóvenes surrealistas franceses. Al término de la película estos comenzaron a arrancar las butacas y a prender fuego a la sala. Se provocó así un disturbio en París a costa de que ellos afirmaban que aquella película era el máximo exponencial posible que se podía hacer con el surrealismo. Probablemente exageraron, a pesar de que el metraje está considerado una obra maestra. Ya en ese metraje se exploraba, aparte de una mentalidad psicópata y enajenada como se enajena una persona por amor, una sociedad prefascista en la Francia de entreguerras. Ambos metrajes, junto a otros coqueteos de Dalí con el cine de la mano de Alfred Hitchcock y Walt Disney, e incluso junto a coqueteos con la publicidad televisiva, se pueden ver ahora mismo junto a unas doscientas obras en la exposición "Dalí, todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas", en el Museo Nacional Centro de Arte Contemporáneo Reina Sofia, de Madrid, hasta el 2 de septiembre de este año 2013.
 

Por motivos de trabajo fuimos mandados hace dos días a escuchar una conferencia y visita de parte de la archivera de este museo (sí, queridos ciudadanos e investigadores, el museo también tiene archivo para investigar en temas de Arte, no sólo para disfrutarlo viéndolo). También tiene biblioteca, pero el archivo es una cosa y la biblioteca es otra diferente. La actual página web del Museo no ha sabido diferenciarlos correctamente, pero creedme, son dos cosas muy diferentes entre sí. La visita concluyó siendo invitados a ver esta exposición retrospectiva. Y la recomiendo encarecidamente. Rara vez se va a poder ver en breve otra vez por Madrid más de doscientas obras de Dalí de todas sus etapas, provinientes no sólo de museos españoles, sino también de museos estadounidenses, franceses, holandeses, ingleses y de otros lugares de Europa. Es algo único y excepcional. 

Hay también entre las obras algunas salas dedicadas a sus etapas paranoicas, como por ejemplo la dedicada a su obsesión por el cuadro "El Angelus", del impresionista Millet. Dalí le pintó muy diversos lienzos, cartones y dibujos versionándolo y enfocándolo desde perspectivas incluso enfrentadas y no precisamente religiosas en algunos casos, como es el caso de una escena de sexo "in tergo". De entre ellos es muy a tener en cuenta un enorme lienzo con estilo puntillista que, por repetición de la imagen de la campesina rezando se vuelve surrealista y llega a preconizar una antesala del posterior Arte Pop de los años 1950 y 1960. no muy lejos de esa sala, hay un busto de una mujer blanca con hormigas en la cara que porta en su cabeza una hogaza de pan sobe la que hay unos campesinos de oro rezando al modo de este "Angelus". Por pendiente tiene unas mazorcas de maíz. Quizá pase desapercibido, pero si el visitante ha visto el documental "Las Hurdes, Tierra sin Pan", de Buñuel en 1933, allí podrá escuchar como Buñuel se burla del exceso de avalorios católicos de unos campesinos por superstición... crucifijos, colgantes, pendientes, ropas... y los compara con los mismos avalorios de una religión animista de un poblado africano subdesarrollado al sur del Sahara. El origen es la combinación. Y es que hay que ir a la exposición no porque esté de moda, no porque vaya mucha gente, no porque sea Dalí, hay que ir porque se quiera ir abierto a recibir ideas y pensarlas. Podrá gustar o no lo que se reciba, pero esto ha de ser recibido con la idea de exponerse a doscientas obras imaginativas que nos invitan a no quedarnos sólo con las formas, sino a intentar adentrarnos en el porqué de lo que se ve. De otro modo todo habrá sido fracaso.

Llamará la atención las faltas de ortografía de Dalí en algunas cartas, pero hay que reflexionar, por ejemplo, que se trata de una broma del propio autor. Trata de romper incluso la normativa vigente en la ortografía. El surrealista trataba de hacer eso precisamente. Pero las temáticas de las cartas es aún más sugestivo del porqué hace tales cosas. Pararos en el cuadrito donde una mujer parece proyectar más sombra que un acantilado, o en aquel donde la tentación de San Antonio son unos elefantes y un caballo de pies enormes y finos, o si lo preferís id a contemplar los cuadros donde las personas aparece desmembradas o donde las formas pequeñas forman formas grandes, o id a las portadas de Vogue o a los muñequitos en las hojas de las libretas de cuando era estudiante. Id a donde os plazca, pero si vais, recibid esa llamada de teléfono por el teléfono cuyo auricular es una langosta, desde donde se os dirá, id simplemente porque, siendo algo único, estáis dispuestos a recibirlo, no a admirarlo.

Saludos y que la cerveza os acompañe.