viernes, agosto 07, 2015

NOTICIA 1508ª DESDE EL BAR: LA GATA QUE SOÑABA A MAULLIDOS

 

Algunas veces, cuando mi gata duerme, la oigo soñar. Ella maulla con algunos sueños. Ya no es ningún secreto científico que sepamos que el ser humano no es el único con capacidad de soñar. Muchos otros mamíferos han demostrado esa cualidad, no sé si de otras familias, tipo peces o aves podrán. La cuestión es que perros y gatos pueden soñar. Desde que tengo un trabajo temporal este me absorbe mucho tiempo entre semana debido a las pésimas y lamentables condiciones del transporte público entre Alcalá de Henares y San Sebastián de los Reyes. De lunes a viernes mi tiempo en casa se limita a levantarme como siempre temprano para atender todo tipo de cuestiones de mi vida privada, irme corriendo a trabajar, trabajar y regresar por la noche para lo mínimo antes de irme a dormir. Tras dos años y medio previo en el desempleo, Reina, mi gata, se había acostumbrado a mi presencia en casa de manera habitual. Ya llevo dos meses y una semana en el trabajo, así que ahora vuelve a acostumbrarse a la nueva rutina, aunque no le termina de gustar. Sin embargo, en el primer mes estaba claramente disgustada y triste. Lo curioso del caso es que por la noche me despertaba su maullido mucho más que quejumbroso. Me levantaba, iba al salón a ver qué pasaba y me encontraba el panorama de que Reina no estaba despierta, estaba dormida o semidormida y emitía el maullido quejumbroso. La despertaba con unas caricias, me veía, me reconocía a su modo felino, me daba besos de gata con sus pequeños lamidos en la mano y se volvía a dormir ya sin quejarse. Yo regresaba a mi cama.

Todos los seres humanos soñamos todas las noches, nos acordemos o no de los sueños, esto también es algo que se ha comprobado científicamente con numerosos experimentos y observaciones de décadas a lo largo del siglo XX. Hay numerosas teorías del sueño y su efecto psicológico, aunque en general se acepta que el sueño sirve para descargar a la mente de una sobrecarga de información acumulada a lo largo del día tanto de cosas tabú como de cosas no tabú. Hay muchísimas más explicaciones, por supuesto. Los sueños pueden ser agradables o desagradables, estos últimos serían pesadillas. Y, como he dicho, podemos acordarnos o no de ellos. No voy a explicar aquí y ahora la psicología del sueño, que hube de darla y conocerla tanto en mis inicios universitarios formándome como pedagogo, como en la carrera de Historia en un par de asignaturas opcionales de psicología, especialmente de psicología de masas. La cosa es que aquello me gustó y luego leí libros de psicología por cuenta propia, pero eso es otra historia. Me quiero centrar en el sueño de la gata.

Los sueños pueden ser de muy diverso tipo. Puede haberlos sin argumento, de sensaciones, surrealistas, en blanco y negro, en colores, espejismos sonoros, premonitorios aparentemente o no (depende de quién lo interprete) o también considerados de aviso ante algo que nuestros sentidos han captado pero la mente no nos lo había formulado explícitamente en el pensamiento diario estando despiertos, equilibradores de los conflictos mentales cuando estando a malas con alguien se sueña que se está a buenas o al revés, etcétera, pero quiero centrarme también en el sueño con argumento, esos sueños que mantienen un argumento, un desarrollo lógico que puede ser surrealista o no. Quiero centrarme en esto porque si bien tenemos que sabemos que otros animales sueñan, como mi gata, lo que no sabemos en absoluto es con qué sueñan estos animales, cómo sueñan, porqué sueñan, cómo construyen sus sueños.

Los psicólogos veterinarios, los cuales existen, dicen algunos que se puede tratar de sueños de sensaciones o de sueños de imágenes inconexas que sus cerebros no terminen de relacionar a un argumento y sólo las asocien a estados sensitivos básicos, del tipo "me gusta", "no me gusta", "peligro", "agradable", etcétera. Sin embargo, la postura general más extendida es que no se sabe nada con certeza en absoluto de los sueños animales salvo que sueñan. 

Ante los sueños del mes pasado de mi gata quejándose, pensé que estaría soñando quizá con mi ausencia, pues mi propia madre decía que la gata andaba triste esos días sin moverse del sitio e incluso yendo a tumbarse a mi cama o negándose a beber agua hasta que yo no volvía a casa. Estos animales también son capaces de pensar y de sentir, y los que somos dueños de animales domésticos sabemos muy bien que saben reconocer, que conocen palabras, que entienden frases y que son capaces de hacer determinadas cosas sin que nadie les haya enseñado a hacerlas, simplemente porque han observado cómo se hacen. Todos los dueños de animales domésticos coincidimos en que los animales son más listos de lo que dicen muchas personas. Por ello, particularmente pienso, sin ser un científico en la materia, que los pensamientos animales probablemente son más complejos de lo que muchos creen y que quizá no esté muy alejado del pensamiento humano, al menos en lo básico, obviamente no en la capacidad de abstraer conceptos y racionalizarlos. 

¿Puede el sueño de un animal como mi gata construir un sueño con argumento? ¿Lloraba en sueños porque su mente construyó una pesadilla ante su desesperación porque cada día me fuera a trabajar sin saber ella si iba a volver o no, o bien deseando que me quedara con ella en casa? ¿Puede un animal, en definitiva, construir sueños con argumento? Para construir sueños con argumento se necesita tener un pensamiento discursivo, que plantee tesis, antítesis y síntexis, aunque sean básicas, que cree historias clásicas con presentación de la historia, nudo de la historia y desenlace de la historia. Si un animal pudiera estar soñando de manera discursiva quiere decir que no estaría tan lejos de la posibilidad de un lenguaje oralizado, salvo por el impedimento físico de sus aparatos fonadores y del impedimento ya mencionado de que no parece que, por muy listos que sean, tengan las capacidades de inteligencia de un humano, muy alejadas de sus capacidades. O en otras palabras, no tienen capacidad de abstracción para relacionar sus propios sonidos con asignaciones a ideas, cosas, conceptos, etcétera. Si tienen alguna capacidad de abstracción no parece que sea esa la más desarrollada. Y sin embargo, cuando en este caso mi gata maulla, o en otros un perro ladra, sabemos sus dueños por la clase de maullido o ladrido qué es lo que nos está diciendo. En verdad os digo que algunas veces me ha parecido oir en los maullidos de mi gata un intento de llamarme por mi nombre, a modo de "mamié", o que a mi madre, a fuerza de oirnos, le ha intentado maullar "mama". Esto es una locura, estará pensando ahora mismo algún lector o lectora. Tal vez, pero no lo sé. Desde luego no son maullidos encajables en la onomatopeya "miau" y los dice muy concretamente a mi madre o a mí, no dándose jamás el caso de que "mamié" se lo diga a ella y "mama" a mí, sino al revés. 

¿Puede un animal soñar de manera discursiva? ¿Puede construir argumentos lineales? Eso es algo que hasta los científicos de la NASA estudian en simios tipo chimpancés y gorilas, así como en elefantes. Hasta ahora lo máximo que se ha descubierto es que sólo hay dos seres en este planeta Tierra que se haya comprobado científicamente que son capaces de contar y realizar cálculos de manera lineal, lo que requiere un pensamiento abstracto mínimo para unas matemáticas mínimas básicas de sumar y restar. Uno de esos seres somos los propios humanos, el otro ser capaz de hacerlo se dijo a principios de año tras varios años de estudios, y se trata de los pollos, o sea de las gallinas y gallos. Y que un pollo tenga capacidad de ser un contable es algo que me hace mucha gracia.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

2 comentarios:

Ilustre Zurda dijo...

No estoy al corriente de la psicología animal ni en lo referente a los sueños, aunque sí son temas que me llaman la atención.
En el caso concreto de mis perras, hay una que tiene unos sueños tan intensos que incluso mueve las patas como si estuviera corriendo, y en algunas ocasiones, llora o "ladra" (lo entrecomillo porque hace el amago de ladrar pero le sale un sonido lastimero que se asemeja vagamente a un ladrido, jejeje); también he podido comprobar que tienen lo que parece movimientos REM, o al menos algo similar, ya que aprietan los párpados de manera muy rápida.
En cuanto a lo de la capacidad de hablar, desde luego y como bien dices, sus aparatos fonadores no están preparados para un habla como la nuestra, y sin embargo bien se notan los distintos tonos que le dan a uno u otro ladrido en función de lo que desee comunicar. Por ejemplo, uno de los perros de mi padre es epiléptico. Cada vez que le da un ataque o está a punto de darle, uno de los otros perros lanza un ladrido de alerta que en nada se parece a los que da habitualmente.
Lo bueno de los animales es que, cuando no son capaces de hacerse entender a base de maullidos o ladridos, se hacen entender a base de gestos. La perra que más tiempo lleva con nosotros ha aprendido a hacer diferentes gestos y ladridos para hacerse entender. Hace uno para cuando quiere agua, otro para cuando quiere comida, otro para cuando quiere la pelota.... y son cosas que ha aprendido ella sola. También es de alabar el hecho de que su intuición la fuerce a esas cosas ya que al estar ciega hay cosas que ha tenido que modificar en su conducta para hacerse entender.
Algunas veces las hago juegos de inteligencia para ver hasta dónde pueden razonar. Por ejemplo, les pongo el juguete en una zona a la que no se puede ir en linea recta, sino que tienen que buscar la manera de llegar a ella, cruzando una valla, saltando algún obstáculo, moviendo cosas.... la verdad es que es sorprendente lo que pueden llegar a hacer, aunque por regla general no le damos la importancia que creo yo que se merecen.
Yo siempre he sido de pensar que por muy desarrollados que nos creamos los seres humanos, los animales son más capaces de entender lo que queremos de ellos que nosotros de entender lo que quieren de nosotros. O por lo menos lo entienden con más rapidez.

Canichu, el espía del bar dijo...

Es cierto que a veces parece que somos nosotros los que no les entendemos a ellos. Muchas gracias por compartir todo esto y completar más el artículo. me gusta especialmente lo que has contado de los juegos de inteligencia colocándole el juguete al perro en lugares donde debe pensar cómo llegar a él. Una vez leí que los animales cuando se hacen viejos necesitan de juegos mentales del tipo como describes o bien volver a hacer juegos que puedan recordar de cuando eran cachorros. Un saludaco abrazo.

Que la cerveza te acompañe.