martes, agosto 29, 2017

NOTICIA 1734ª DESDE EL BAR: A ONCE DÍAS DEL MARATÓN DE EXAMENES

No he dejado pasar una semana sin escribir por aquí porque sí. Estamos a once días del primer examen de las oposiciones de archivero a las que me apunté. El próximo sábado 9 de septiembre, no el de este fin de semana, sino al otro, será el primer examen para facultativo de archivos del Estado. Luego las fechas transcurrirán su curso para la convocatoria del segundo examen, si paso el primero. Claro que como también me apunté a las oposiciones a ayudante de archivos del Estado, ese será el sábado 7 de octubre, y correrán más fechas para más examenes si paso ese también. Pero por si fallaran esos examenes aún me apunté a facultativo de archivos de la Comunidad de Madrid y a ayudante de archivos de la Comunidad de Madrid. Así que está todo el otoño y el invierno plagado de futuras fechas, tal vez hasta la primavera. No retrasaré tanto escribir en esta bitácora, y en otros sitios, por esos exámenes, no os preocupéis. Pero estos días sí he estado más metido en ese estudio para el examen del día 9. No os he dejado en malas manos, os escribí y os dejé estos siete días de ausencia por la bitácora con un relato de ciencia ficción que escribí por la muerte de Brian Aldiss (Noticia 1733ª).

También es cierto que he andado haciendo otras cosas aparte de estudiar, he estado preparando eventos de septiembre, escribiendo, leyendo, atendiendo burocracias y asuntos de mi vida privada y familiar. Y es cierto que han empezado las ferias y fiestas de Alcalá el pasado día 26, que traté de disfrutar por la noche, pues atender a hacer la cena familiar impidió que este año pudiera ir al pregón. Tampoco el domingo pude ir al espectáculo de luces de la noche, ni el lunes por la mañana atender al clásico vermuth con algunos de los amigos más antiguos, igual que no pude ir el sábado anterior, cuando vino uno de esos amigos desde Francia. Sólo salí ese sábado por la noche, tras ocho días seguidos metido en casa. Comprendo que este año vivo unas circunstancias especiales y transitorias. Leo en el programa de ferias que también me he perdido el vermuth benéfico que se suele celebrar y del que suelo participar, ya sea vermuth, o compra de bocadillo, empanada, paella, migas o lo que cada año se les ocurra a los peñistas de ferias, aunque ya algún año no había podido ser mi asistencia. Pero es lo dicho, en todo caso, las circunstancias de este año son muy particulares y concretas. Las comprendo. Son transitorias. Como las fiestas no acabarán hasta el domingo 3, y por medio hay incluso el cumpleaños de uno de esos viejos amigos y, ¡oh, sí, al fin!, el regreso de los fuegos artificiales, ya habrá tiempo para participar de algo más que esa noche del sábado pasado. 

Por lo demás, volviendo al asunto de las oposiciones a archivero, escucho en noticias que Cataluña, Barcelona, guardará todos los objetos y documentos que la gente depositó en Las Ramblas en recuerdo de las víctimas del acto terrorista reciente (Noticia 1731ª), que cuenta con ciento treinta heridos y dieciséis muertos (sin contar los terroristas que mató la policía en su intento de captura, seis de estos en total). Guardará todo excepto las velas, cuya cera se fundirá para hacer nuevas. Ignoro si las flores secas también serán descartadas. Imagino que de velas y flores se quedará una muestra. Lo demás, los muñecos de peluche y otros objetos, las cartas, fotos y otros documentos, serán guardados entre un museo y un archivo. Las noticias no han especificado qué museo ni que archivo, aunque daban por hecho que ya estaba todo catalogado, descrito y digitalizado. Para alguien que se dedica y trabaja en archivos no nos puede hacer otra cosa que esbozar una sonrisa, y no por la idea, si no porque sabemos que es totalmente imposible que esté ya, hoy mismo que lo recogen, identificado, descrito y catalogado, así como signaturado, digitalizado y demás. Y si lo que se pretende es dar prioridad a estos documentos frente a otros, con el atasco de tareas y falta de personal que hay en todos los archivos de España, pues lo que tenemos es un problema grave de... oportunismo. Gobernar a base de titulares puede infundar muchas cosas a la ciudadanía, positivas o no, pero no es lo más útil ni lo más aprovechable al servicio del ciudadano. Si se ha decidido guardarlo en un archivo será porque deba tener algún valor documental testimonial. De hecho, en realidad más que decidirse desde la política que se guarde todo en bloque, debería haberse dicho: vamos a archivarlo y a museizarlo, y para ello lo pondremos en manos de las Juntas Calificadoras correspondientes para que hagan su trabajo, como profesionales que son, y decidan expurgar lo que se haya de expurgar y conservar lo que se haya de conservar, pues, archivos y bibliotecas necesitan prestar servicio de conservación de la memoria, pero no son almacenes infinitos donde todo quepa, el espacio de estos depósitos, que no almacenes, es finito.

Los archiveros, junto a los investigadores, ya tenemos sistemas, procesos y medios para poder saber conservar una serie documental que pueda transmitir su valor y su testimonio, y estos procesos no implican a menudo la conservación completa de la documentación, se suele expurgar. No es este sitio para explicar cómo se hace o qué se valora, aunque por ejemplo los duplicados y reiteraciones no es preciso de ser guardados. Como sea, profesionales de archivos hay... y políticos también. Archivar algo o museizarlo, por otro lado, cuesta dinero y requiere de un personal y un trabajo constante, no es un mero ejercicio de depositarlo y ya está. No es así, no es algo tan simple. Por ejemplo, su tratamiento archivístico, su custodia, su conservación y a través de ella el control de temperatura, humedad, luz, carpetillas y cajas apropiadas de PH neutro, su digitalización y el mantenimiento del papel y de lo digital, su restauración cuando lo requiera, su fotocopiado, si alguien lo solicita, su puesta a disposición del investigador y del ciudadano, su publicidad y su exposición si procede, etcétera, todo esto requiere de trabajo, empleados, espacio, maquinaria y dinero. Un folio con un corazón donde dentro se lea "No tinc por" ("No tengo miedo") es un testimonio documental, ochocientos treinta y siete folios iguales, por poner un ejemplo, lo siguen siendo, pero quizá no es tan necesario conservarlos todos. Existen los muestreos. Cosa diferente es dejar lo imprescindible en el archivo, por necesario, y el resto en un arca para un museo. Así por ejemplo, un peluche puede ser metido en un archivo como testimonio, pero no es el lugar más adecuado, pues un peluche es un "documento" no muy apropiado para el archivo, quizá mejor en un museo. Aunque ante la obligación de los archivos de hacer exposiciones cada cierto tiempo para difundir y publicitar al ciudadano sus fondos, un peluche quizá es más llamativo que un folio con un texto manuscrito, por muy interesante que sea lo que el texto ponga. Como ejemplar para exponer viene bien el peluche, como documento de consulta quizá mejor el texto manuscrito. Como sea, para poder estudiar en el futuro el atentado de Barcelona, estos documentos serían inseparables en su consulta de todo lo conservado sobre Madrid 2004, así como otros documentos que ahora mismo son reservados o están en proceso administrativo, por razones obvias, me refiero a documentos de la policía, de los mossos, del gobierno, de los servicios secretos, de los juzgados, de Cataluña, etcétera. Lo que se va a guardar es sólo lo documental referente a la reacción de los ciudadanos que se manifestaron en Barcelona contra el atentado, pero para estudiar este atentado, ese fondo de archivo debiera ser relacionado con los fondos y series respectivas que se hayan generado desde 2004 (o antes) como aquellas que, generándose ahora, sean puestas en el futuro a libre consulta del ciudadano. Para eso queda mucho, pero con esto señalo que el tan urgente anuncio en los noticiarios sobre la disposición de estos documentos en un archivo responde más a una necesidad de comunicado político que se pueda rentabilizar, que de decisión que se pudiera anunciar más adelante una vez que los profesionales hayan comenzado a estudiar los documentos y decidir sobre ellos. No parece que la decisión tuviera que contar con los archiveros, tal como se ha presentado en las noticias, parece que sólo incumbía a los políticos. 

La transparencia en los archivos no es una cosa que haya nacido ayer a las 12:00 horas. En 1776 Suecia fue el primer país en legislar a favor de que sus ciudadanos tuvieran acceso libre a los archivos, exceptuando los documentos que comprometieran la seguridad nacional o la intimidad de las personas. Como veis, Suecia en 1776 tenía unas ideas muy avanzadas y democratizadoras en el final de la Edad Moderna, un poco antes de que se generalizaran las democracias tal como las entendemos hoy día. El resto de los países escandinavos le siguieron pocos años después. Francia introdujo de lleno el asunto durante la revolución de 1789-1799. Los archivos se volvieron públicos porque eran una condición necesaria para la democracia y el buen gobierno, aunque Francia sólo dejaba consultar los documentos que habían dejado de tener interés para el Estado, los considerados históricos o papeles viejos. Francia volvería sobre la apertura total de los archivos y su conservación con los hermanos Reclus durante la Comuna de París de 1871, fracasada. En Estados Unidos de América este asunto variaba de Estado en Estado. Cada uno tenía sus legislaciones y podían denegar o no el acceso a los documentos a los ciudadanos, incluso a los documentos que atañían al ciudadano. A lo largo del siglo XIX los diversos países de Occidente tuvieron idas y venidas con el acceso público o la restricción a los ciudadanos para las consultas de archivo. En general tuvo más aceptación la creación de bibliotecas y hemerotecas públicas como parte del saneamiento y la democratización de las diversas sociedades. Lo cierto es que los movimientos revolucionarios y contrarrevolucionarios en plena actividad violenta, caliente, así como el final de los gobiernos autoritarios, tendían más a la destrucción de documentación que a su conservación, aunque en frío en todos estos movimientos políticos siempre surgía la necesidad de documentar y de conservar. Estados Unidos no asentaría una ley federal para que cualquier ciudadano de cualquiera de los Estados de Estados Unidos pudiera acceder libremente a sus documentos sin restricciones legales, salvo las lógicas de seguridad e intimidad, hasta 1966. En Francia no llegó una ley moderna de archivos estable hasta 1978, reforzada por otra ley de 1979. De esas décadas van sumándose otras leyes como las británicas y demás. En este sentido, en los años 1990 se ampliaron y mejoraron las leyes de archivos de Alemania una vez reunificada. ¿Y en España?

En España se habían elaborado normativas de archivo desde la Edad Media, y son famosas las normas de Felipe II para Simancas en el siglo XVI, en 1588, pero eran normas para el uso del gobierno y la administración de esos archivos. Carlos III creó leyes para el nuevo Archivo de Indias, en Sevilla, en la segunda mitad del siglo XVIII, en 1785, ahí hubo un antecedente importante de archivo abierto a consulta pública, aunque aún muy restringida, no se puede tener en cuenta en un sentido actual de libre acceso, aunque en la época fue pionero y relevante. La ley de archivos y derechos de los ciudadanos para consultarlos no vino a España de un modo más democrático hasta 1901, con Alfonso XIII de rey, algo tardío respecto a otros países europeos. Esa ley de 1901 ha estado vigente hasta... 2011, a pesar de todos los cambios políticos, sociales y tecnológicos habidos. En 1933 la Segunda República hizo una Ley de Patrimonio Artístico Nacional que incluía los documentos en los archivos. Estuvo en vigor hasta 1985, pero casi no se pudo aplicar tal como se concibió tanto por la guerra civil, como por las cortapisas de la dictadura, como por las necesidades de la Transición. En 1947 la dictadura de Franco legisló sobre el patrimonio documental español, haciendo de él algo sumamente oscuro y poco transparente, a la vez que intentando evitar su destrucción, una destrucción que había sido desmedida durante la guerra y en los tiempos posteriores a la misma. En 1968 blindaba aún más la consulta en los archivos con una Ley de Secretos Oficiales que sigue vigente, aunque al va y ven de otras leyes que la afectan, según los tiempos. En 1972 Franco volvió a legislar en torno a la idea de la protección documental. Con la Transición política en marcha, en 1978 se modificó la ley de secretos de 1968. No obstante, para finales de ese 1978 la Constitución Española abordaba el tema de los documentos y los archivos en los artículos 46 y 149. Claramente se hablaba de propiedad de todos los españoles y por ello del derecho a la información y al libre acceso. Ahora bien, para ese libre acceso se debía crear leyes y normas al respecto. De momento, desde los años 1940 y 1950 existían una serie de leyes y normas internacionales desde la ONU y desde las Comunidades Europeas (futura Unión Europea) que hablaban de democratización y transparencia. España se iría sumando a esto a lo largo de los años 1980, como país socio que es. Eso no evitó que el presidente Calvo Sotelo (UCD) en 1982 todavía legislara en torno a restricciones a favor del derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen... la dictadura estaba muy cerca y muchos actores del franquismo estaban en activo en el Parlamento y otros lugares. Ya con el PSOE gobernando se hizo al fin la ley más potente que había para los archivos. No eliminaba la de 1901, pero la completaba y actualizaba, era la ley 16/1985, de 1985. Donde se trataba de los documentos y los archivos como parte del Patrimonio Histórico Español. Se fijaba las edades del documento, sus plazos de transferencias, sus titularidades, etcétera. En 1992 España volvería a ser pionera en un proyecto de hacer públicos sus archivos, de nuevo con el Archivo de Indias. Con motivo del quinto centenario del descubrimiento de América se comenzó a digitalizar y poner en Internet nuestra documentación sobre la América Española. Enseguida los archivos de Hispanoamérica colaboraron con el proyecto. Fue un modelo mundial de hacer las cosas. Fue el antecedente de los actuales portales de consulta documental en archivos del Estado de varios países, en el caso de España, de PARES. En lo sucesivo hubo diversas leyes administrativas que afectaron a la vida de los documentos y su custodia en archivo y servicio al ciudadano, la más destacada la de 1999, con el PP, sobre la Protección de Datos de Carácter Personal, que parece que es un tema que los gobiernos conservadores siempre andan preocupados en preservar. 

Sería con el PSOE de nuevo en el gobierno, con Zapatero, que se crearían las leyes de más calado desde 1985. En 2006 eliminó la necesidad de un carnet de investigador o de una carta de recomendación para acceder a un archivo, basta con el documento nacional de identidad, facilitando así el acceso a cualquier ciudadano, previa consulta de cuál será su consulta para elaborar datos estadísticos de cara a la mejora de los servicios. En 2007 se legisló el derecho al acceso electrónico a los documentos. Ese mismo año la Ley de Memoria Histórica reforzaba la idea del acceso libre a la investigación. En 2011, en sus últimas semanas de gobierno, creó la ley del Sistema Español de Archivos y la Regulación del Sistema Español de Archivos, que daba por finalizada la vigencia de la ley de 1901 al poner al día, en el siglo XXI, nuestro sistema de archivos, su consulta, su carácter democrático y abierto, su modernización y demás. Lamentablemente, de nuevo con el PP en el gobierno, Rajoy legisló a finales de 2013 acerca de la transparencia, la función pública y el buen gobierno aumentando los supuestos prácticos para restringir el acceso a determinadas documentaciones, por considerar que son Secreto de Estado o perjudican a terceros. La ley de 2011 sigue siendo la ley fuerte, junto a la de 1985 para los archivos, no cabe duda de que la ley de 2013, vigente, tiene muchas probabilidades de ser reformada de nuevo en cuanto cambie la tendencia política del gobierno. Es una lástima que para estos asuntos haya problemas parecidos a los que se enfrentan las leyes de educación habidas en este país. Ahora bien, la ley de 1901 funcionó muchas décadas, la de 1933, aunque socavada, resistió, la de 1985 está fuerte y vigente y la de 2011 tiene fuerza suficiente como para ser base y soporte de la democratización de nuestros archivos, sean las que sean las leyes que se elaboren alrededor de ellas. La Constitución de 1978 avalan tanto la ley de 1985 como la de 2011 en su espíritu, sin embargo, toda ley que se haga para restringir el acceso a los documentos podría chocar con los derechos constitucionales, aunque eso aún no haya ocurrido. O en otras palabras, con la viga de 1978 es un terreno más solido lo elaborado en 1985, 1992, 2006, 2007 y 2011, si se me apura incluso lo de 1999, que lo elaborado en 2013.


Supongo que por hoy vale. Me he aventurado a escribir por escribir, como quien habla cuando lleva mucho tiempo callado y necesita hablar. Saludos y que la cerveza os acompañe.

martes, agosto 22, 2017

NOTICIA 1733ª DESDE EL BAR: EL COLECCIONISTA DE PIEDRAS

Está siendo una semana llena de obituarios célebres, por ejemplo el del actor de humor Jerry Lewis, ya nonagenario. Ayer escribía en la Noticia 1732ª sobre la muerte de uno de los creadores de cómic españoles más conocidos, un hombre apasionado de la ciencia ficción, Azpiri. Murió el día 18, y hoy la prensa recoge que ese mismo día, con 92 años, murió uno de los grandes maestros y genios de la ciencia ficción del siglo XX, ni más ni menos que Brian Aldiss

Su nombre se escribirá en este género literario, como ya se escribe, junto a los de Isaac Asimov, Phillip K. Dick, Martin Gardner, Ray Bradbury, William Golding, Arthur C. Klark, Stanislaw Lem, George Orwell, Zamiatin, Huxley, H. G. Wells, entre otros de los más célebres que construyeron las nuevas rutas de la ciencia ficción del siglo pasado. Un género que, según Aldiss, había inventado Mary Shelley con Frankenstein en el comienzo del siglo XIX, cosa a la que él no admitía discusión, aunque podría estar sujeta a debate de si hay antecedentes más allá de esa obra de 1818.

La obra escrita de Aldiss fue muy extensa, llegando a publicar libros desde 1957 hasta el mismísimo año 2006, aunque en realidad comenzó a publicar relatos en revistas en 1954. Nunca dejó de publicar relatos en revistas. Se puede leer y localizar su bibliografía a través de Lecturalia. La vida de Aldiss fue una vida marcada por diversos dramas y periodos de necesidad profunda a pesar de su fama. Viajó por una gran cantidad de países de los dos bloques de la Guerra Fría, pero su vida incluye desde haber sido un niño abandonado, a ser un joven educado por el ejército, tener un primer matrimonio infeliz, un abandono que le separó de su hijo y le dejó sin dinero, problemas con Hacienda, nuevas ruinas, nuevos destrozos familiares, la muerte de su segunda esposa que le dejó marcado... Por encima se puede leer los pormenores de su vida privada en el artículo que le dedica hoy El Diario. Claro que se puede combinar con la lectura de su biografía desde un punto de vista más centrado en su obra y su creación en El sitio de Ciencia-Ficción

Uno de sus relatos más celebres hoy día es Los superjuguetes duran todo el verano, que escribió en 1969. El cineasta Stanley Kubrik quiso llevarlo al cine, pero Aldiss lo impidió en parte, hasta que al final Kubrik habló con Steven Spielberg y fue este quien lo llevó al cine, con Kubrik muerto en 1999, fue la película I.A. Inteligencia Artificial (2001). La extensa obra de Aldiss es mucho más que ese único relato. Fue un gran relatista, por lo que tiene numerosos libros recopilatorios de relatos, pero es evidente que cuenta con innumerables novelas. Algunos críticos dicen que su cumbre son las últimas que escribió, aunque lo cierto es que desde el comienzo siempre fue creando cosas que iban cada vez a más. Las tragedias de su vida personal le influenciaron en esas etapas de su vida para escribir bastantes de sus relatos y novelas más famosos y valorados.

Hoy, al leer que murió, he cogido de mi estantería mi ejemplar del nº 6 de la Revista de Ciencia Ficción de Isaac Asimov, editado en España por Editors S.A. en 1980. Allí había un relato breve de Aldiss que he releído. A partir de una de sus frases y basándome en el relato le acabo de escribir un relato de homenaje y reconocimiento a Brian Aldiss. Os dejo con él. Saludos y que la cerveza os acompañe.

EL COLECCIONISTA DE PIEDRAS

Las piedras estaban perfectamente ordenadas unas tras otras por sus tamaños y formas. Ocupaban la vasta extensión del valle. También sus colores formaban una graduación progresiva del blanco al gris. En un simple vistazo se podía contemplar todo desde aquella pequeña colina a la que se había subido. En un planeta donde ya no existía la Humanidad, tenía toda la eternidad para encontrar y colocar todas y cada una de las piedras del mundo. Les asignaba su orden oportuno y exacto, respondiendo a una estética matemática que se había ido asentando en su mente a lo largo de sus viajes por el tiempo. Su ordenación había recibido diversas reordenaciones, pues no era la primera vez que algún acontecimiento, como un rayo de sol al alba otoñal naciendo y desplegándose en la mañana sobre sus agrupaciones líticas, le había hecho comprender que debía cambiar sus criterios clasificatorios. Una forma determinada o un color, un ángulo o una sinuosidad, un tipo de piedra, o tal vez el modo en el que la había dispuesto.

Tenían una belleza geométrica que era normalmente desordenada cuando trataba de hacer sus agrupaciones en tiempos en los que los humanos habitaban La Tierra. Años y años de soledad le habían hecho comprender su necesidad de ordenar el mundo para dotarle de una lógica existencial, aunque esta ya existiera sin necesidad de su raciocinio. Se preguntaba cómo estarían dispuestas las piedras en Marte o, más allá, en Saturno y los anillos de este. Con seguridad estarían tan desordenadas como cuando empezó su tarea en estas épocas nuevas en las que las brisas soplaban, a veces tirando alguno de sus monolitos. Bajaba con paciencia al valle en esos casos. Con gran cuidado se acercaba a la piedra caída y la ponía en pie en su justa posición. Era peor el desorden cuando iba a los tiempos humanos.

De la gravilla de la arena a las grandes rocas todo había recibido un orden. El viento era el más desorganizador de los elementos en esos tiempos, cuando soplaba sobre los fragmentos más pequeños de sus piedras.  

Con su forma humana, de la que nunca se deshacía, de vez en cuando viajaba al pasado, antes de que la vida colonizara el planeta fuera del agua. Tenía allí también otro valle con sus piedras perfectamente dispuestas en categorías. Entre medias disfrutaba de intentarlo en los tiempos habitados del mundo. No le resultaba desagradable que algún ser alterase su obra. La podía volver a rehacer. El relacionarse con aquellas criaturas tan endebles y breves le infundía un cierto cariño extraño de explicar, capaz de perdonarles cualquier desorden y alteración de su obra.

Dio un salto en el tiempo, pensando en uno de aquellos seres humanos a quien había conocido hacía poco, o mucho, dependiendo de la relatividad del tiempo y de la perspectiva como este se pensase. Flotó a través de las capas del tiempo, sintiéndose gas o montaña a través del viaje, hasta que su cuerpo se materializó de nuevo en un cuartucho inglés, en Sheffield. Saliendo de entre las sombras de uno de los rincones vio a un hombre intentando envolver un paquete de piezas de juguete Lego sobre una cama.

–Brian –le llamó el viajero.

Brian Aldiss levantó la cabeza y le miró.

–Has vuelto.

El viajero abrió una ventana por la que se coló un gato. El pequeño felino se acercó y subió a la cama de Aldiss deshaciendo su obra. El escritor agarró al gato y le acarició con una sonrisa interior que no se expresaba en su cara. Luego volvería a envolver el pequeño juguete para su hijo, al que no veía desde hacía tiempo, pues su madre se lo había llevado a la Isla de Wight.

El viajero le observó acariciando al gato y dijo:

–Nos maravillamos de las rocas gigantescas porque son incontables. Y deberíamos maravillarnos ante las pequeñas porque también lo son. ¿Nos acercamos a ellas?*

El gato ronroneó.

Por Daniel L.-Serrano “Canichu”
Alcalá de Henares, 22 de agosto de 2017.
Relato de homenaje a Brian Aldiss, el gran escritor de ciencia ficción muerto el 18 de agosto de 2017 con 92 años de edad.


*La frase aparece en el relato “Las pequeñas piedras de Tu Fu”, escrito por Brian Aldiss en 1980.


(Este relato tiene registro de autor bajo licencia creative commons, al igual que el resto del blog según se lee en la columna de links de la derecha de la página. De este relato no está permitido su reproducción total o parcial sin citar el nombre del autor, y aún así no estará bajo ningún concepto ni forma permitida la reproducción si es con ánimo de lucro).

lunes, agosto 21, 2017

NOTICIA 1732ª DESDE EL BAR: AZPIRI A UN AÑO DE LA MUERTE DE MORA

El pasado 17 de agosto de 2016 moría Víctor Mora, uno de los creadores de cómic españoles más famosos de entre los pioneros. Un año más tarde, el pasado 18 de agosto de este 2017, ha muerto otro de esos creadores españoles de carácter internacional de entre los pioneros de la creación del cómic español, Alfonso Azpiri, con 70 años de edad. Es bastante conocido hoy día por sus personajes Lorna y Mot, así como su pasado en los años 1980 pintando y diseñando portadas de videojuegos e ilustraciones para revistas de videojuegos e informática, especialmente de la marca Spectrum. 

Azpiri pudo ser músico, como el resto de su familia, pero prefirió dedicarse a pintar cómics. Por entonces, en su juventud, le fichó la revista de cómics Trinca en 1971. Allí dibujó historietas de ciencia ficción, sobre todo las de Alpha Cosmos, con una estética y trazos que recordaban los cómic independientes anglosajones, aunque en realidad homenajeaba a otro creador español, a Víctor de la Fuente. Trinca es una de las pocas revistas de cómic que se intentaba editar como una publicación adulta, aunque su temática era considerada por la censura propia de las publicaciones infantiles y juveniles de los últimos años del franquismo. Así que se encontraba en medio de una encrucijada acerca de si le afectaba la Ley de Libertad de Prensa de 1966, que en realidad cambiaba la censura previa por la posterior, o bien seguía bajo la censura infantil y juvenil que fue normatizada por ley en 1967 mediante un BOE que daba instrucciones al respecto a la oficina del CIPIJ. Trinca, junto a otras pocas revistas que se atrevieron con el cómic adulto, con el underground, con el humor subido de tono y otras cuestiones se las vio y se las deseó para sortear una censura que, muy a menudo, fue aplicada a la publicación. Diversas cuestiones, guiadas principalmente por los efectos de este acoso y derribo, ya fuese por monstruosismo, por violencia explícita o por erotismo y otras razones alegadas, llevaron al cierre de la revista, pero Azpiri reapareció en el cómic italiano a partir de 1976 con historietas eróticas. Fue en la revista Muerde. Ahí, en esos años 1970 se forjó un Azpiri que había pisado la ciencia ficción con aventuras violentas durante el tardofranquismo y se forjó un Azpiri con historietas eróticas y toques de humor en una Transición política española mientras él pintaba para Italia. 

Hasta 1978 se mantendrá pintando estas cosas, pero ese año creará su primera obra de autor, Zephyd. Una historia con bárbaros al estilo Conan y seres fantásticos, magia... Un año después comenzará su personaje de humor erótico y aventuras galácticas más famoso, Lorna, que seguirá pintando hasta el día de su muerte en 2017. Fue su personaje más admirado. Aparecía en revistas especializadas de cómic, en suplementos de periódicos y revistas, en ferias internacionales de cómic, en videojuegos, se la homenajeaba en películas... Incluso el autor hizo una reclamación al director de cine Álex de la Iglesia por considerar que uno de los personajes de su serie de televisión Plutón BRB Nero, emitida entre 2008 y 2009 en Televisión Española, copiaba a Lorna, al final se quedó en que en todo caso la homenajeaba. Claro que el propio Azpiri hacía sus propios homenajes, como los que dedicó a diversos personajes del cine, incluídos los personajes de Star Wars en sus últimos años, o los que dedicó a personajes del terror clásico, como Frankenstein, la cosa del lago, King Kong y otros, como su parodia Manolo el Bárbaro, riéndose de Conan, a quien ya había imitado en su pasado, y de un determinado tipo de español.

Azpiri tenía fama suficiente como para que en 1981 contara con él la prestigiosa revista de cómics Cimoc y después las revistas Heavy Metal, Penthouse Comix, Delta y 1984. Se codeaba así con los creadores nacionales e internacionales más conocidos del momento del mundo del cómic fantástico, del de ciencia ficción y del erótico, sobre todo con autores europeos, como por ejemplo el francés Jean Giraud, Moebius. El prestigio y a la vez el auge y crisis de algunas de estas revistas según avanzaban los años 1980 le llevó a firmar contratos para ilustrar los mundos de los videojuegos en revistas de informática y en portadas de los propios juegos a la venta, trabajos muy valorados y cotizados hoy día. Lo hizo para varias empresas informáticas. Mientras, el director de cine Fernando Colomo le pedía en 1988 que diseñara los vestuarios y escenarios de su película El Caballero del Dragón, de la que vagamente recuerdo alguna imagen vista en la televisión, no la he revisionado aún. Fue un año de recuperación y ascenso de Azpiri, pues el diario El País le pidió crear un personaje infantil que dio pie a una serie de historietas que en origen se publicaban en el suplemento infantil y juvenil El Pequeño País, es ahí donde conocí de niño por primera vez la obra de Azpiri. El personaje era el extraterrestre Mot, al que en cierto modo le está relacionado El bosque de Lump, que también llegué a leer. Años más tarde conocería a Lorna.

Azpiri pintó entre los años 1980 y 1990 varios de sus mejores trabajos, siempre barrocos, lleno de curvas y pelos flotantes, de mujeres fuertes de carácter y de cuerpos muy erotizados. Cementerio espacial, del 2005, o Los vagabundos del infinito, de 1980, serían dos trabajos a citar fuera de sus historias con Lorna o Mot yendo y viniendo por todas partes. Su última novela gráfica fue Los burdeles de Ad Dara, en 2008. Desde entonces había ilustrado carteles de cine, portadas de libros, publicado portfolios de dibujos y también de bocetos. El más reciente es de 2016, Azpiri y el Cine, y en 2012 contó incluso con la rareza de un cómic a medias con Forges, Drácula.


Cuando supe de su muerte es obvio que pensé en los personajes que más me gustaron de su obra de entre los que yo he leído hasta ahora y en varios de sus dibujos que no son parte de ningún cómic. Pero también es verdad que rápidamente pensé en esas revistas de cómic que antes existían muy abundantemente, tanto de humor infantil como de temáticas adultas. Revistas en las que se reunían y mezclaban diversos personajes y autores y que suponían al lector la oportunidad de conocer obras que de otro modo no hubiera comprado antes, y a los autores desconocidos les daba la oportunidad de mostrar sus creaciones, o bien, a los conocidos, les permitía a veces probar alguna idea nueva o algún personaje nuevo. Por supuesto siempre tenían algún personaje o algún autor estrella. No respondían tanto a lo políticamente correcto si no a cuestiones de creatividad. Pensé en que ya casi no hay revistas así. Revistas que dieron la oportunidad de ser conocidos a Azpiri, pero también a Víctor Mora, a Bernet o a Francisco Ibáñez y a Vázquez o a muchos otros. Y por un momento eché de menos algún proyecto actual así, de vuelta, en nuestros días, porque hay muchas novelas gráficas y muchos compilatorios, pero estas revistas han perdido existencia y peso, y creo que eran muy importantes para lectores y para creadores. Además, tenían un algo que entretenía. Ni que decir tiene de este tipo de revistas y su valor en la iniciación en la lectura y en la estética en los suplementos infantiles que publicaban semanalmente periódicos como El País, El Sol o el ABC. Yo no hubiera podido leer a Tintín o a Astérix en mi infancia si no hubiera sido por ellos, aunque los editaran por entregas. Sus libros completos eran excesivamente caros para muchas familias obreras. Quizá ese tipo de revistas sean algo anacrónico ahora, algo desfasado, aunque no lo creo. Creo más bien otras razones de índole económico e intereses empresariales. Sin embargo, la muerte de Azpiri me hizo pensar en este tipo de publicaciones que tan abundantemmente había antes.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

viernes, agosto 18, 2017

NOTICIA 1731ª DESDE EL BAR: ¿QUÉ DECIR DE LO DE BARCELONA?

Cataluña es un lugar al que he ido varias veces. La primera de ellas hice un viaje tras un largo hartazgo en el desempleo, sin dinero, sólo el justo para el viaje, poco más, por lo que hice de trotamundo-vagabundo que fue de Barcelona al sur de Francia, a Argelès-sur-Mere, y de vuelta a Barcelona, pasando y parando por lugares como Gerona, Figueras y Portbou. Es algo que no oculté ni en esta bitácora ni en Diversidad Diacrítica. Era 2006. Regresé en 2008 a Barcelona para encontrarme precisamente con los compañeros y compañeras fotógrafos de Diversidad Diacrítica, ya de un modo más sosegado y con dinero. Por unos ámbitos y por otros, por unas razones y por otras, tengo bastantes amistades y conocidos en Cataluña, especialmente entre Barcelona y Gerona. Gente que vive tanto allí, como aquí en Alcalá de Henares y en Madrid. Cataluña no me es un lugar ajeno ni lejano, aunque yo sea alcalaíno/complutense, con lazos familiares con Madrid, y en concreto paternales con un pueblo de Ciudad Real llamado Herencia, en Castilla-La Mancha, en plena La Mancha. Pero indudablemente yo soy y me siento alcalaíno, tanto desde que nací como por la residencia de mis padres y la de mi abuelo materno desde tiempos de la República, a pesar de que durante la dictadura tuvo él que irse a Madrid. En todo caso, él era andaluz. Cuántas idas y venidas que se pueden rastrear. Mi madre nació en Madrid. Si rascamos en la profundidad de mi familia, junto a Alcalá de Henares y Madrid aparecen esas provincias y sus pueblos de Ciudad Real, de Granada (Guadix) y de Córdoba (Bélmez), gente que vivió una temporada en Canarias, otros que se exiliaron a Argentina (a Mendoza) y también a Perú (a Lima), y, aún rascando más, familia no directa pero del mismo tronco familiar, llegó a irse a Cataluña, según contaba mi madre y mi abuela, antes de que esta última perdiera del todo la cabeza. El abuelo paterno, por avatares de la vida y la Historia, anduvo por el Rif español, por Tánger, y por Aragón en la guerra, yendo a Madrid años después de ella, y el abuelo materno tuvo que estar por Guadalajara y por Valencia, si bien tras la guerra recibió un arresto domiciliario en Madrid. El paterno, volvemos a él, combatió en la batalla del Ebro, ante el fracaso republicano se replegaron a defender la línea de paso a Cataluña, tratando de impedir que las tropas de Franco llegaran al Mediterráneo e incomunicaran a los catalanes, sin embargo su grupo fue atrapado por las tropas de Franco y pasó una temporada en un campo de concentración en Aranda del Duero antes de ser enviado a Tánger, en Marruecos, tras un juicio sumario con la idea de que repitiera el servicio militar. Qué vueltas da todo. Si atendemos a mi segundo apellido, materno, Páez, aparte de la filología visigoda que lo delata, es propio de Galicia, mientras que el compuesto López-Serrano es netamente construido en la sierra de Ciudad Real, a pesar de que Herencia no está en la serranía. Como sea, Páez tiene en España su más ferviente núcleo en Galicia, sin embargo, la expansión gallega hacia el sur en la Edad Media hizo que los portadores de este apellido se trasladasen en gran parte. Así que Paes, a la portuguesa, es más propio de Portugal y de Brasil que de la propia España, aunque los Páez españoles, con "z", existimos. Quisiera que se conservara este apellido. Ignoramos qué antepasado nuestro pudo ser gallego o portugués. Alguno sería. ¿Cuándo? Ni idea. En España somos pocos López-Serrano y pocos Páez, y suele ocurrir que cuando nos encontramos lo habitual es que si se araña se encuentra algún nexo común entre nosotros, como cuando descubrimos que unos López-Serrano salidos de Herencia entre los años 1930 y 1940 estaban afincados en Alcalá en los años 1990, coincidencias de destino. Lo que quiero decir ante toda esta disgresión aparentemente desconectada es: tenemos más lazos que nos une en esta península Ibérica, que cosas que nos separan, se sea de donde se sea, se sienta uno de donde se sienta, y se sienta apegado o no al lugar que sea.

¿Qué decir de lo de Barcelona hoy? Ayer el terrorismo del extremismo islámico volvió a atentar en España. La primera vez fue el 11 de marzo de 2004, en Madrid y pueblos cercanos, en la red de trenes de cercanías, a primeras horas de la mañana. Murieron entonces por la explosión de varias bombas ciento noventa y dos personas y fueron heridas dos mil cincuenta y siete. Reivindicó el atentado una célula terrorista cercana al grupo Al-Qaeda que decía hacer la guerra santa (yihad). Desde entonces, respecto al terrorismo del extremismo islámico en España, España ha participado en numerosas operaciones exitosas contra este tipo de terrorismo, deteniendo a una gran cantidad de terroristas, especialmente en Barcelona, Madrid, Ceuta y Melilla. Muchas de las víctimas, de las que murieron y de las que no, eran de Alcalá de Henares. Recuerdo cómo se traían los cuerpos a un polideportivo cercano a mi casa. 

Ahora, ayer, 17 de agosto de 2017, en Barcelona, en Alcanar, en Cambrils, en Ripoll, sucedieron una serie de hechos conectados como es la explosión de un intento de fabricación de bomba casera con bombonas de butano en Alcanar y el posterior hecho del atropellamiento con una furgoneta a los transeuntes de La Rambla de Barcelona y a los veraneantes de Cambrils. Hay un total de catorce muertos, al menos de momento, y más de ciento treinta heridos, más algún niño desaparecido. En este caso el acto de este grupo terrorista de corte yihadista ha sido reivindicado por ISIS (DAESH en inglés), el Estado Islámico. Los presuntos autores, los principales sospechosos, incluidos los cinco que fueron abatidos por la policía en Cambrils, son en buena parte de origen marroquí, afincados en Barcelona, salvo alguno que, como el primer detenido, es un marroquí de origen que vive en Marsella, en Francia. De hecho, hacia allá trataban de huir algunos cuando abandonaron una furgoneta en Vic y fueron arrestados en Ripoll. Se sigue la búsqueda y la investigación de los posibles autores, en general, por los nombres dados hasta ahora, gente muy joven entre 17 y 24 años de edad, a falta de saberse más sobre esos presuntos autores en su totalidad de componentes y de biografías. Hay periodistas que incluso han especulado, no se sabe bien en base a qué, que pudieran ser retornados del Estado Islámico tras su fracaso en la guerra en los territorios en Irak y en Siria. Caso aparte requiere el análisis de las actuaciones policiales que llevaron a la muerte de los terroristas en Leganés en 2004 y en Ripoll en 2017.

Mi condena al terrorismo es total y expresa. 

Las constantes noticias sobre cómo fue el atentado enfocándolo en torno al morbo de cómo les afectó a las víctimas, quién vio qué, quién tuvo un ataque de nervios, quién está en la desesperación, si hay o no un derrape de la furgoneta, si había carritos de niño en tal o cual lugar, etcétera, no aportan nada informativamente, salvo para los más morbosos. La petición de que no se distribuyan imágenes de víctimas puede caer en un debate. La policía, aunque lo pidió bajo la idea del respeto a las víctimas, probablemente lo pidió para poder manejar todos los datos que tuvieran a mano sin que los terroristas sepan lo que ellos sabían a través de imágenes, inevitables en la actualidad de las redes sociales y de, esto es así, la libertad de expresión y el derecho y deber constitucional de información que sustentan esta y otras democracias. Se puede abrir, por enésima vez, el debate sobre si se debe o no desde lo ético, ya al margen de la estrategia de las investigaciones de las autoridades. No veo porqué no. Mucha gente estará en contra. Otra tanta a favor. No obstante, si no se hace realmente por recrearse en lo morboso o por ganar dinero a costa del morbo, las imágenes crudas de un acto de violencia (de las guerras del tercer mundo no paran de mostrarse) ayudan a concienciar en una posición contraria a la guerra o a la violencia en sí. Recordemos por ejemplo el impacto positivo que creaban muchas películas bélicas hasta que Spielberg la rodó con crudeza en 1998 con Salvar al Soldado Ryan. El debate, en todo caso, no es algo tan reciente. Ya se dió a partir de los hechos de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y de la Segunda (1939-1945). Los relatos literarios y el cine que se hicieron a partir de ellas las trataban tan elogiosamente que muchos autores que participaron de ellas como soldados crearon obras donde no escatimaron reflejar el horror y las barbaridades con todo lujo de detalle, precisamente para crear un relato antibelicista, mostrando las cosas como son, no ocultándolas, para quitar al heroicismo violento todo romanticismo e idealización, mostrándolo en los términos como es, como afecta, como actúa y como repercute. En esa idea escribí yo mi libro de relatos de ficción, aún en venta, Relatos de la Gran Guerra. La cuestión es saber hacer esto con esa ética, no con la intención de recrearse en lo morboso o escandalizar al otro por morbo. Es una cuestión de enfoque. De ética y de cómo se sepa trasladar esta a quien recibe el mensaje. Sin embargo, la mera mención de este debate dentro de los marcos de la libertad de expresión hace que mucha gente se haya puesto nerviosa en las redes sociales y telediarios. Como si fuera algo que no se pudiera ni pensar. Ocultar, ocultar, ocultar, por la razón bien intencionada (o no) que sea, pero ocultar. El medio de comunicación que hoy pide a los cibernautas que no compartan imágenes escabrosas, dentro de un par de horas las pondrá él como exclusiva que, por otra parte, estará bien pagada por los anunciantes al ver las estadísticas de audiencia de ese medio. Entre medias la gente habrá comprado una idea de ética que es irreal, aunque habrá gente, sin duda, que sí sea gente comprometida y coherente con su postura ética. 

Los medios llevan veinticuatro horas emitiendo noticias, análisis y debates que en realidad sólo se recrean en cómo se produjeron los hechos en torno a la crueldad de los terroristas y el sufrimiento de las víctimas. Caen en lo escabroso y lo morboso, para no ser repetitivos, aunque lo son, lo salpican de comentarios que por una parte son altamente desinformados de cómo funciona un Estado de derecho, dan voz a la xenofobia y el racismo, mezclan unos temas políticos con otros... Eso se refleja en los comentarios de las personas en las redes sociales. Uno preferiría que las noticias dieran auténticas noticias de análisis, como el hecho socioeconómico de la población de Marsella o de los jóvenes marroquíes en España. En lugar de escuchar cómo algunos tertulianos piden que se rebaje la edad penal, me faltan los argumentos que traten de comprender cómo un fracaso económico y social se puede convertir en unos jóvenes en una simpatía por las causas violentas que prometen, en falso, mejorar sus vidas cuando triunfen sus ideas, aunque estas impliquen la autoinmolación. Pero no ha habido autoinmolación. Trataban de huir. Tenían preparada la huída. Mucho se nos tiene que explicar, porque es un atentado donde sus yihadistas atentan a la vieja usanza: no buscan morir, buscan vivir, matando por sus ideas, pero no matándose por ellas. Eso me hace pensar que hay un componente no religioso mucho más fuerte que el componente religioso, por muchas frases gruesas que los terroristas hayan escrito de manera pública o hayan comentado a las personas que conocen. ¿Por qué no podemos hablar de eso? Del fracaso social como puerta a la vía violenta. Muchas veces se ha preguntado en los años de crisis porqué no estalló la revolución violenta en España y otros lugares de Europa, aunque en Grecia estuvieron a las puertas. Sus razones hay y se deben analizar. Sin embargo, los fracasos sociales entre determinados miembros de la creencia islámica han llevado a los caminos violentos que hoy día conocemos. ¿Por qué no analizar sobre ello en los medios de comunicación? Eso, el posible rechazo social de la persona fuera de su sociedad, o todo lo que un sociólogo pueda indagar como causas a tratar para atajar la caída en el terrorismo.

Tampoco parece que interese poder analizar el hecho de la utilización política que han hecho los estamentos del Estado, remarcándose una versión oficial de que todos estaban unidos, cuando es evidente que no lo parece, por mucha foto conjunta que haya ocurrido. ¿Desde cuándo en España un atentado ha provocado que un jefe de gobierno se traslade de manera inmediata a la delegación de gobierno de la Comunidad Autónoma afectada para hacerse cargo en persona del tratamiento del atentado? Ayer lo hizo el presidente Mariano Rajoy, hoy aparece su foto en la Delegación de Gobierno de Cataluña en todos los periódicos. El mensaje es claro en pleno proceso independentista que desembocará en el referendum no permitido del 1 de octubre: "Aquí quien gobierna es el jefe de gobierno de España y como Cataluña es España y se os quiere en España, aquí me presento a gestionar todo este caos que ha provocado la violencia terrorista". Entre tanto el presidente de la Generalitat de Cataluña, Puigdemont, no hacía acto de presencia allí y se dedicaba a visitar en los hospitales a las víctimas, mientras en su mensaje institucional junto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, daba las gracias, varias veces, a todas las autoridades catalanes que estaban interviniendo para solucionar y atender los hechos del atentado, y otras tantas a las autoridades e instituciones europeas que se habían ofrecido a ello, en ningún momento mencionó a las autoridades e instituciones españolas. Dijo, eso sí, que ante estos hechos se actuaba conjuntamente porque contra el terrorismo hay unidad sin discusión. Pero en tal caso, ¿por qué la ausencia de mencionar a las instituciones y autoridades del resto del Estado español? Independientemente de que se esté o no a favor del proceso independentista, los actos de Rajoy y los de Puigdemont ayer muy evidentemente fueron un uso interesado de la tragedia, dentro de una sinceridad, que no niego, de su repulsa contra la violencia. Hoy todos juntos, al lado del jefe del Estado, el rey Felipe VI, se hicieron una foto de unidad, una unidad que han repetido los medios de comunicación incansablemente, como si así los ciudadanos no pudieran pensar que no se da. Pero este debate no sólo no se da, sino que mencionarlo en las redes sociales puede servir para recibir un gran linchamiento mediático. La gente está harta de los tira y afloja entre España y Cataluña de cara al 1 de octubre, los medios de comunicación llevan meses ayudando a envenenar las aguas. Un hecho como el de ayer provoca que una gran mayoría no quiera ni oír hablar una mínima conexión de lo que se estaba viviendo con un posible uso político, pero es evidente, para quien examine discursos y actos, que se colaron de manera transversal un claro mensaje de: "juntos pero no revueltos" que nunca se debía haber producido, así lo pienso yo también. Estando conforme con la pluralidad de posturas que hay de cara al 1 de octubre, ante hechos como los de ayer se debiera haber actuado realmente juntos en todo lo que se hizo, y se debieran haber dicho las palabras que no se dijeron, reconociendo todas las realidades, no sólo las propias.

Hay quien ha querido llevarlo al punto de vista que todo lo generaliza cayendo en el racismo y la xenofobia. Peor aún. Se han leído muchas barbaridades. Pero tengamos en cuenta que los mismos medios de comunicación generalistas son los que han dado noticias como el repaso de ciudades afectadas por el terrorismo islámico, mencionando sólo las del mundo Occidental y dejando fuera las del mundo musulmán y de otras religiones, tanto de África, como de Asia o de Oceanía. Un telediario sí llegó a apuntar que el 84% de los terrorismos yihadistas se producen en países musulmanes, sin embargo el dato no lo ofrecía como parte de un análisis que tratara de comprender el hecho, sino que se ofrecía como una especie de alivio al telespectador español. Los que caen en el racismo y la xenofobia, por otra parte, no entienden que los refugiados musulmanes de las zonas en guerra contra el ISIS huyen precisamente de ese mismo terrorismo. Se alega, en algunos sitios, que hay miembros del ISIS que se cuelan entre los refugiados. No nos engañemos, los marroquíes sospechosos no habáin combatido ni en Siria ni en Irak. No que se sepa a estas horas. La causa de su cercanía al yihadismo no hay que buscarlo en esa guerra, aunque esta juegue un papel en su psicología, hay que buscarlo de manera más allá de la religión, en la economía, en sus oportunidades como emigrantes, en el posible rechazo social, o en donde se haya de mirar. Varios de los terroristas islámicos que operaron en Europa en estos años se ha demostrado que no llevaban vidas ejemplarmente practicantes, o que se habían convertido a última hora, y que tenían tras de sí un historial de delitos de baja intensidad o de desempleo y de desesperación económica. Plantear este debate provoca también furias en determinadas redes sociales. 

De todos modos, del derrumbe del Estado Islámico, poco se nos ha contado en España. La caida de Mosul y los combates en Raqqa han dejado un pequeño rastro en la prensa española donde se nos ha contado que los únicos resistentes que se quedaron pegando tiros entre las ruinas de lo que fue territorio del ISIS son los combatientes con nacionalidad europea, pues sus rasgos les delatan como para poder huir entre las tropas iraquíes y kurdas, y además, están ya fichados por sus países, por lo que difícilmente pueden regresar. Prefieren morir combatiendo entre las ruinas. No quiere decir que ninguno logre escapar, pero sí que prácticamente esta clase de yihadistas no salen de esos lugares. Aún recuerdo el reportaje que describía los muertos a medio pudrir, porque nadie quería enterrarlos o los varones que ejecutaban acusados de ser yihadistas por miembros de las tropas regulares o las kurdas, sin pasar por juicios previos o estar en manos judiciales militares. La comunidad internacional, aunque estos hechos pudieran ser crímenes de guerra por parte de los aliados (al margen de los innumerables cometidos por los yihadistas), no ha actuado en muchos casos para proteger a los presos de guerra o a los combatientes que pudieran rendirse. Quizá debiéramos comprender mejor los mecanismos de esa guerra, sobre todo en estas fases finales, para comprender algún porqué de que los yihadistas del ISIS subsistan más allá de su territorio defendido. Por supuesto las respuestas y preguntas son más complejas, como la creencia ciega en la religión o en determinadas ideas, los soldados antiguos miembros del partido Baaz de Hussein metidos al ISIS, las intervenciones internacionales, las rivalidades entre sunnies y chiíes, que el ejercito regular de Irak ha espoleado más para poder ganar sus batallas, etcétera. Son debates y análisis que no leo ni escucho en estos días. Me faltan para poder comprender más y mejor. No para justificar nada, sino para encontrar posibles explicaciones que nos ayuden a conocer para poder actuar mejor de cara a acabar con la violencia presente. No olvidemos que si ISIS ha reclamado el atentado en Barcelona, entonces hay que pensar que España intervino en la guerra en cuanto tenía una base militar en Turquía para controlar misiles y aviones, dentro de las operaciones de la OTAN en la guerra. Ahora bien, una cosa es que el ISIS reclame el atentado y otra muy distinta que los terroristas de ayer lo hicieran por estas razones. Me temo que tiene que ver con ellos mucho más lo personal y biográfico que la geoestrategia militar del mundo actual, sin quitarle importancia a las innumerables operaciones policiales españolas que ayudaron a desmantelar redes de reclutadores de la yihad en Europa asentados en España. Probablemente estos terroristas conocerían a más de un detenido pasado.

Donald Trump aprovecha este atropello terrorista para intentar limpiar su imagen manchada de racismo ante el atropello letal que se vivió en Estados Unidos por parte de un miembro de la extrema derecha contra personas que reclamaban derechos contra la xenofobia y el racismo. Ofrece su ayuda y nos dedicó a España hasta dos twitt, uno de ellos recordándonos como solución al terrorismo lo que el general Pershing hizo en Filipinas durante la Segunda Guerra Mundial para controlar la violencia: la ejecución con tintes racistas (embadurnar la bala de ejecutar con sangre de cerdo) a los filipinos que hubieran atacado a norteamericanos o simpatizantes de estos. El recordatorio ya de por sí es bastante oscuro y rechazable, que además lo haga recordando el caso de Filipinas teniendo en cuenta que Filipinas tiene pasado español y que vivimos una guerra de guerrillas a finales del siglo XIX porque los filipinos reclamaban su independencia, en fin... pues es para dedicarle toda una reflexión aparte sobre la visión de Trump de la realidad de los acontecimientos y cómo tratarlos de manera internacional. Sobre este hecho tampoco ha hablado mucho los medios españoles, no se ha analizado. ¿Cómo cuestionar el ofrecimiento americano, aunque sea de dudable moralidad sana?

No deja de ser curioso, por otra parte, que cuando Reino Unido dijo que iba en serio con irse de la Unión Europea aumentaron los casos de terrorismo yihadista que logra atentar; cuando Francia apuntó maneras de que los dos grandes partidos políticos no lograrían gobernar en 2017 (como así fue), gobernando uno nuevo con riesgo de ganar la ultraderecha que haría peligrar la unidad de la Unión Europea, también ocurrió un gran número de atentados triunfantes; y que cuando Cataluña se encamina a un referendum de independencia que le pone en cuestión respecto a la Unión Europea, ocurre otro atentado que no se ha podido evitar. Lo más seguro es que este apunte no vaya a ningún sitio, mera coincidencia, o tal vez dejadez de una funciones por otras. Puede ser mera coincidencia, pero es otro apunte a analizar, aunque sea un callejón sin salida, sin respuestas útiles por ser probablemente cosas casuales.

Lo cierto es que yo no soy quien para poder hablar de todos estos temas. No tengo más datos ni menos que otros. Pero lo cierto es que ayer sólo quería saber cómo estaba la gente que conozco de Barcelona y saber del atentado la información relevante, deshechar lo morboso por morboso sin aportación alguna. Miré lo que la gente comentaba en redes sociales. Vi barbaridades y vi personas que por decir determinadas cosas fueron vapuleadas, aunque estas no eran ofensivas, sino intentos de análisis en común. ¿Qué decir de lo de ayer de Barcelona? Condenarlo y no decir nada. Se impone no decir nada bajo riesgo de ser vapuleado si lo que se va a decir es una reflexión que no caiga en simplismos. La red social no ha funcionado para compartir y reflexionar juntos. Me parece que ha servido para censurarnos los unos a los otros. Se impone, o se impuso para mí, el deseo de observar sin comentar, la autocensura. Y eso es peligroso. Lo es porque es un camino ya andado. ¿Es el triunfo del terrorismo? ¿Lo es que haya autocensura para no verse acosado por unos o por otros? No, no es el triunfo del terrorismo, es el fracaso de una sociedad democrática que tras varios años viendo fracasar las vías democráticas, ante la violencia acoge una respuesta aparentemente pacífica y democrática, pero que, analizada en los comentarios de las redes sociales, son un acoso y derribo para quien no diga X, si lo que desea decir es "X, sí, pero...". Lo que está triunfando es una sensación de que aquello que no gusta debe ser acallado. Y si no, ¿de qué va a ser que las grandes compañías cibernéticas han comenzado a censurar comentarios que considera molestos a pesar de que su posición como gran compañía es una posición empresarial y no la de un organismo democrático y electo? ¿De qué que algunas universidades anglosajonas limiten la libertad de expresión y de cátedra de algunos de sus miembros si los alumnos se ofenden? Vamos hacia un mundo donde el rey es rey, pero el feudatario tiene el puente, los barcos, los campos y los ejércitos, y si le apuran: los vasallos.

domingo, agosto 13, 2017

NOTICIA 1730ª DESDE EL BAR: ESA CIENCIA FICCIÓN LLAMADA ARCHIVOS

Mientras estudio las oposiciones a archivero que han salido tan abundantemente este año me fijo en las abundantes referencias al mundo de los archivos que salen últimamene en producciones ficticias de televisión y cine. No es que ahora aparezcan como una novedad, ya venían apareciendo desde hace muchas décadas, pero parece que ahora algunas tramas ficticias buscan la referencia al archivo y al documento como justificante para sostener algunas de sus tramas. No se trata de crear argumentos donde el protagonismo lo cobren archivos y archiveros, ni tampoco los documentos, pero sí se trata de que aparezcan para sostener la lógica de la trama, lo que hace que aparezcan como algo normalizado en la sociedad constituida. Eso, fuera de la pantalla, hace que los espectadores vayan aprendiendo sobre la utilidad de estas instituciones. 

Ya había hablado sobre el tema la más que reconocida archivera Vicenta Cortés Alonso en un artículo que publicó en 1979 en la Universidad de la Rioja (Vicenta Cortés Alonso, "La imagen de los archivos en el cine: tres ejemplos", en Boletín de la ANABAD, tomo 29, nº 2, 1979, pp. 21-27; se puede recuperar y consultar a través de Dialnet, el artículo concreto se puede leer en pdf). Ella hacía referencia por entonces a las películas El analfabeto (Miguel M. Delgado, 1961), donde Cantinflas es "castigado" a trabajar en un archivo, Chacal (Fred Zinnemann, 1973) y La fuerza del silencio (Pasquale Squitieri, 1977). En la primera película aparece el archivo como una institución pública donde mandar a los funcionarios molestos. Una institución ubicada en los sótanos de un edificio donde conviven funcionarios que entorpecen todo lo que pueden el trabajo de archivo, por no gustarles su tarea, con funcionarios con afán de servicio al ciudadano y respeto al documento, los cuáles trabajan casi en el anonimato sin recibir jamás reconocimiento ni premios, aumentos de sueldo o ascensos laborales, dedicando además buena parte de su tiempo privado y recursos en mantener el funcionamiento correcto del archivo. En la segunda película, producto de una novela de espionaje y terrorismo internacional de  Frederyck Forsyth, aparece el archivo de un registro civil al cual se acude para obtener datos concretos de determinadas personas. Allí aparece la información en documentos perfectamente catalogados, signaturados y disponibles de manera inmediata, aunque el registro guarde datos de todos los ciudadanos. Así, se muestra una adminsitración útil al ciudadano para cualquier tipo de trámite personal que necesite, a pesar de que esta trama implica un atentado contra el presidente de la República Francesa. En la tercera película que proponía Vicenta Cortés, el archivo que aparece es notarial, por tanto de ámbito privado, pero se trata de un archivo de protocolos notariales de 1917, por lo que, en la fecha en la que se supone que lo consultan, los documentos ya han pasado su ciclo vital que les transforma en documentos públicos custodiados por el Estado. En este caso se trata de consultar a quién pertenece determinadas propiedades y cómo se accedió a ellas, ya que la trama es una trama sobre la mafia. Por lo que lo que se retrata en la película es el hecho administrativo que pone en relación al ciudadano con el Estado para dejar constancia legal con garantías de un determinado negociado, en este caso el registro de unas propiedades. La administración es así garantista de preservar los derechos de los ciudadanos al dejar constancia de un hecho a través de documentos que garantizan su autenticidad y su existencia única y original entre las partes implicadas.

Como digo, muchas son las producciones televisivas y cinematográficas que han reflejado la actividad de los archivos a lo largo de la Historia de la cinematografía. Desde finales del siglo XX y desde que comenzó el siglo XXI, y en concreto con la década de 2010, parece que se han multiplicado las referencias a los archivos y a los archiveros en innumerables obras de ficción y de ciencia ficción. Tenemos desde el pobre archivo personal que modestamente se muestra en el comienzo de Tierra y libertad (Ken Loach, 1995) hasta la cita de los recursos electrónicos en la sede de un archivo ministerial en la serie de televisión El Ministerio del Tiempo (Javier y Pablo Olivares, 2015 y sigue actualmente), donde lamentablemente se confunde en más de un capítulo el signficado, la eficacia y la veracidad de un archivo sistematizado y sus documentos de archivo electrónico con disponibilidad de información en un buscador cibernético como Google o como Wikipedia. 

Cuando Vicenta Cortés escribió su artículo en 1979, muy acertadamente, se remitió a tres ejemplos cercanos a su propia época, tres películas que databan de 1961, 1973 y 1977, aunque en realidad para saber su año de estreno en España y otros datos técnicos, como su productora, su distribuidora, recaudación y demás, hay que consultar la Base de Datos de Películas Calificadas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Me apetece hacer algo similar a partir de varias películas de ciencia ficción actuales. Vamos a ello.

La saga Star Wars (La guerra de las galaxias) es sin duda la primera que debe ser mencionada. Debe serlo entre otras cosas también por su carácter cronológico. Desde la primera entrega, el que es el capítulo IV, Star Wars: episodio IV, una nueva esperanza (George Lucas, 1977), se deja claro que la importancia de la custodia del documento, así como del uso de la información, es algo vital. Recordemos que la película comienza con el asalto de una nave rebelde por parte de las fuerzas imperiales con la idea de recuperar los planos secretos de un nuevo arma de destrucción masiva, como era la estación espacial llamada Estrella de la Muerte. En ese asalto este documento robado es enviado como documento adjunto a un mensaje introducido por la princesa Leia en un robot para que le llegue a uno de los jefes rebeldes más veteranos, Obi-Wan Kenobi. La seguridad del Estado, en este caso el Imperio, depende de una custodia fracasada de unos planos que en equivalencia a la vida real pudieran ser los de una central nuclear, por ejemplo. Ponemos sobre la mesa en este caso la necesidad de la existencia de documentos reservados. Sin embargo, bien es cierto que el Imperio en esta trama era un gobierno autoritario y despiadado y que los planos que le roban servían como arma de destrucción con la cual someter a los ciudadanos de las diferentes organizaciones sociales que conformaban los territorios galácticos del Imperio, por ello, el conocimiento y la transparencia se hacen relevantes con carácter democrático al forzar los rebeldes el conocimiento de esos planos, si bien es cierto que todo ello se produce en un contexto de violencia y de guerra. Si los planos de la Estrella de la Muerte deben ser secretos por razones de seguridad del Estado (sigamos con la equivalencia de los planos de una central nuclear), la existencia de la misma y su futuro uso es necesario que sean conocidos de manera pública y transparente para garantizar el funcionamiento democrático de la sociedad ya que el conocimiento otorga la posibilidad del control ciudadano sobre las acciones o intenciones del gobierno.

El resto de la saga Star Wars sigue en la misma idea, aunque esta se nos presenta de fondo, sin darle al espectador el tiempo para que reflexione sobre el asunto de manera inmediata, pero que sin duda le deja el poso intrínseco de que esa realidad existe en la trama. Todas las películas de la serie, unas más y otras menos, implican a menudo la importancia de uno o varios documentos y la seguridad de su custodia en torno a ellos. Donde se ve esa preocupación más es en los tres primeros episodios, estrenados en el cine entre 1999 y 2005. El gobierno de la República Galáctica implica una estructura administrativa cuya sede de gobierno contiene en sí un amplio archivo que contiene un mapa de la galaxia. Este mapa que se puede consultar de manera holográfica por los miembros del gobierno, especialmente por el consejo permanente de jedis, se compone de varios documentos que contienen en sí un fragmento de dicho mapa. Hemos de pensar que la gran cantidad de información requiere de varios soportes documentales para almacenarla y conservarla. Tenemos ahí un ejemplo de las unidades de instalación precisas y bien referenciadas y catalogadas para su consulta. Sin embargo, una de esas piezas informativas ha sido alterada y robada. Como sabremos más adelante a lo largo de las tres tramas se debe a la fabricación en secreto de un ejército de robots, y más tarde de clones, por parte de elementos subversivos que planean el desorden de la República y el asalto de la misma para dar un golpe de Estado que imponga la estructura administrativa más centralizada del Imperio. De nuevo el fallo en la seguridad y custodia del archivo provoca graves problemas sociales. La idea se repite como eje vertebrador, pero no central en esas tres entregas de la saga. Sabemos además que alguien alteró la catalogación de las unidades de instalación documental, pues nadie ha notado la falta de datos menos el consejo de jedis, que trata el asunto como alto secreto. Tenemos entonces que el consejo de jedis tiene entre sus facultades las de la dirección del sistema de archivos de la República, son lo que sería un Consejo de Estado para los archivos y la adminitración y conservación de los mismos. Si bien en España los archivos están unidos a las políticas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, dentro de lo que es una Secretaría de Estado, en Star Wars George Lucas aborda el asunto dando a los Archivos de Estado la importancia suficiente como para que sea el propio gobierno ejecutivo, ni más ni menos que un consejo permanente de jedis (u hombres sabios en la vida real de algunos países a lo largo de su Historia), el que se hace cargo de ellos. Este es un debate abierto hoy día, el de si los archivos deben estar inscritos en Cultura o bien deben pertenecer al Ministerio del Interior. Ya que la documentación que contienen no sólo es de carácter histórico (cultural) sino muy abundantemente administrativo para el funcionamiento del Estado.

En todo caso, de la saga Star Wars la película que más clara y directamente ha sacado a la luz un archivo es el spin off, y a la vez precuela que engancha la historia como puente entre el episodio III de 2005 con el episodio IV de 1977, Rogue One: una historia de Star Wars (Gareth Edwards, 2016). La trama es acerca del robo de los planos de la Estrella de la Muerte que dará pie a la historia de 1977. El documento en sí irá de soporte electrónico en soporte electrónico dando lugar al asunto de la existencia del original múltiple en los documentos digitales. Lo que nos interesa de este caso es que es obvio que existe un original único, pese a ser múltiple y aunque sea electrónico, el cual es el que ambiciona conservar el Imperio y a la vez el que ambiciona robar las fuerzas rebeldes. No les basta con una copia la cual hubiera sido más fácil de conseguir que el propio original. En todo caso la batalla final se centrará en el campo de batalla en el que se transforma el archivo central del Imperio. Bien, aquí encontramos varias cosas. La saga reconoce con esto la importancia de un archivo administrativo intermedio para la gestión del gobierno. Reconoce que este es un servicio centralizado. Y reconoce que este archivo se debe ubicar en unas instalaciones especiales con un personal dedicado a él. Si los archivos de la República estaban en la sede de gobierno, el Imperio crea un gran complejo en un planeta que es casi todo agua menos la isla donde se encuentra estas construcciones. Además, el Imperio ha tomado nota de su propia obra con la destrucción de los archivos republicanos, por lo que le dota de una seguridad militarizada. Como sea, vemos que estos archivos se encuentran en un edificio construido al efecto de conservar documentos. Como estos están en formato electrónico, el edificio contiene a modo de depósito documental unas grandes torres que almacenan todos los datos de los diferentes documentos. Ahora bien, para poder ser coherentes con lo narrado en 1977 los documentos necesitan estar guardados en pequeños soportes en esta trama. En 1977 aún no se sospechaba que la información electrónica no necesita específicamente un pequeño soporte concreto para ser guardada, pudiendo guardarse en grandes contenedores de datos que la pongan disponible en lo que podríamos llamar "la Nube", ser algo así como unos grandes discos duros de memoria como torres para almacenar millones de datos a la vez. Sea como sea, el edificio se haya lejos de un área que podríamos llamar urbana, aunque en este caso podríamos decir que no se encuentra ni en un planeta de gobierno, ni en un planeta habitado con normalidad. De hecho del gobierno del Imperio aún podríamos decir alguna cosa más, pues si la República tenía claramente un planeta capital, el Imperio parece tener un gobierno que se desplaza según se desplace el emperador o su mano derecha, Darth Vader, al modo de los gobiernos medievales. En ese sentido creeríamos que el archivo central del Imperio debería poder desplazarse para encontrarse cerca del gobierno, pero en este caso las instalaciones están en un archivo con un gran complejo de transito de naves y de antenas de emisión de datos. No obstante, los grandes archivos estatales necesitan de espacios para la entrada y salida de documentos. El Archivo General de la Administración de España atiende en su funcionamiento tanto al ciudadano como a las instituciones del Estado. Parece que el archivo del Imperio de la película está destinado a servir sólo a las instituciones del Estado como muy propiamente hacen los archivos de los Estados más autoritarios, donde no rige la transparencia. En esta película es interesante ver cómo se traslada al espectador la necesidad de la existencia de un archivo y de unas instalaciones específicas atendidas por personal especializado, aunque en este caso son militares. De todos modos, el error de la película se basaría en la obcecación de la resistencia por robar un sólo documento del archivo cuando, una vez dentro, la destrucción del mismo podría causar el caos del sistema administrativo imperial, razón por la cual existen en ese planeta las excepcionales medidas de seguridad. Pero, a pesar de esto, la decisión del Imperio de destruir su propio archivo una vez que los rebeldes roban el documento, es un error garrafal, pues aunque es grave el robo de los planos de la Estrella de la Muerte, la destrucción de millones de documentos administrativos del gobierno de la galaxia podría provocar males mayores e irremediables. Está claro que no se trata de un archivo histórico, pues guarda planos de un arma recién construída. Es un archivo que conserva documentación en activo. Se podría pensar que quizá guardan copia de los documentos originales en otro archivo, pero eso sería un error de guión al desconocer el funcionamiento real de un archivo, pues los documentos de archivo, tal como la trama remarca al remarcar la necesidad de robar ese plano, son únicos y originales.

Por cierto que otra película donde se tiene que hacer notar la importancia de la seguridad en la custodia de archivos es La vida de los otros (Florian Henckel Von Donnersmarck, 2006). No se trata de una película de ciencia ficción, sino de una ficción que se basa en una realidad histórica que se vivió en los años de la Guerra Fría, 1945-1991, en la República Democrática Alemana. Un policía político de la Stasi (servicio secreto) se dedica a transcribir, anotar y grabar en audio hasta los más mínimos pormenores de la vida de un escritor disidente del régimen comunista. Toda la documentación que genera termina guardada en un archivo alemán una vez que las dos Alemanias lograron tirar el muro de Berlín en 1989 y reunificarse en 1990. El escritor descubre gracias a la consulta a este archivo toda la actividad de espionaje que se hizo de su vida. Podemos apreciar aquí tanto cómo se forma un expediente, como cómo se guarda, cómo este termina siendo documentación histórica, cómo su consulta es permitida a la persona afectada y también cómo funcionan las leyes alemanas para conservar la memoria de forma pública con el fin de acabar con injusticias de las dictaduras nazi y comunista, permitiendo una transparencia al ciudadano como para que consulten estos documentos e incluso sepan los nombres de los responsables de los actos cometidos. La investigación y la facilidad que la permite por parte de una democracia es base de la parte final de la película y de un archivo. Si bien se ven las tareas del área de investigadores y ayudantes de archivo, hay una parte del metraje donde se observan unas desproporcionadas y probablemente irreales medidas de seguridad en la custodia de los documentos en un archivo donde para acceder hay que pasar incluso por una puerta blindada. En todo caso, la descripción correcta del documento, su signatura, su conservación en cajas y carpetas y su fechado correcto hacen posible comprender lo necesario que es la tarea del archivero para que el ciudadano tenga accesible la información del Estado que le concierne.

Pero había dicho que iba a hablar de películas de ciencia ficción recientes con archivos, así que la siguiente es la última versión rodada de La máquina del tiempo (Simon Wells, 2002). Se basa en la novela de H. G. Wells. Un científico del siglo XIX inventa una máquinas del tiempo en secreto. Con ella se dedica a viajar hacia el futuro. No logra viajar hacia el pasado, por lo que cada vez avanza más hacia delante, encontrando en un principio grandes avances tecnológicos y posteriormente tragedias para la humanidad, que no ha aprendido a medir y controlar los males que podría provocar su evolución tecnológica. En uno de los viajes al futuro visita la Biblioteca Pública de New York en busca de respuestas para poder viajar al pasado, a su época. Allí se topa con Vox 114, un asistente fotónico que contiene toda la información escrita de la que se tiene registro. En cierto modo ayuda a los visitantes a encontrar la información que desea. En principio podríamos pensar que se trata de una máquina que ejerce de archivero total: almacena la documentación, la clasifica, la guarda y la pone a disposición de los ciudadanos. Vox 114 aparecerá de nuevo en diferentes futuros que visita el protagonista. La novedad de este elemento de la ciencia ficción ha hecho que varios aficionados a la misma hayan realizado diversas teorías sobre el funcionamiento de Vox 114. Que se encuentre numerado como 114 ha hecho pensar que en realidad se trataría de un sistema llamado Vox que almacena datos y que los interconecta entre sí entre imágenes de fotones con aspecto humano en cristales planos, a través de otro sistema que en la película aparece como PMC, que sería: Photonic Memory Core. Así pues, su información le viene rebotada de manera remota por un sistema que recoge y guarda la información y la pone al servicio del ciudadano a través de esos cristales distribuidos en bibliotecas u otros lugares. Ahora bien, su labor no sería entonces de archivero, sino de programa de busca y gestión de datos, al estilo de Google o Wikipedia. No obstante, en la película ofrece al protagonista varias respuestas indeseadas antes de encontrar la respuesta correcta. Tampoco ofrece información única, sino información que se puede reproducir tantas veces como sea posible por no ser original, como por ejemplo libros de editoriales. También se puede ver cómo la respuesta que ofrece es la más popular antes de que, tras muchas preguntas, afine la puntería con la respuesta realmente buscada. No se trataría de un archivo digital gratuito, sino de un buscador de datos. Hay quien ha querido ver en las siglas PMC la referencia al organismo norteamericano que existe en la realidad PubMed Central, que se define como archivo digital gratuito y que lo que hace es reunir muy diversas fuentes y artículos sobre medicina para ponerlo a la disposición de los cibernautas que lo deseen consultar. Si hubiera que remarcar algo de Vox 114 sería tanto el servicio público como la importancia de los puntos de acceso al documento y la elaboración de un tesauro funcional y útil para poder elaborar una respuesta rápida, eficiente y eficaz a la consulta que se haga.

Los documentos de archivo son irremplazables, no son como los libros de una biblioteca o los periódicos en una hemeroteca. Esa noción la recoge muy bien Código fuente (Duncan Jones, 2011). La información que recoge un documento es única y la garantía de que el documento sea original y reconocido por la administración es lo que hace que su información sea útil. En esta película el documento en sí mismo es un ser humano, con ayuda de una tecnología informática y los avances en la neurología y la biología. El código fuente tan importante en un soporte digital se transforma en este caso en un ser humano testigo de un atentado en un tren. La persona se ha quedado como testigo de un hecho, tal como hace un documento. Ese hecho, una vez reconocido por la administración hace que ese documento tenga un valor testimonial imprescindible. En el fondo los documentos de archivo son productos humanos salidos del intelecto y la acción de los humanos entre ellos mismos, por lo que en el fondo la película pone a la persona en el lugar del documento, cuando el documento siempre es producto de las personas. Persona, vivencia y documento se hacen uno, en cierto modo en la vida real así es. La destrucción del documento original destruiría consigo un testimonio que no puede ser sustituido, con lo que quedaría silenciada una parte tanto del proceso de lo vivido, como, en el futuro, de lo que nos dejaría rastro de la Historia. Ahora bien, un documento por sí sólo no puede hablar de todos los aspectos de un hecho. Por ello, metafóricamente, se nos hace ver aquí cómo cada persona es un documento en sí mismo que da diversos aspectos para conocer un hecho. Así es, los documentos pertenecen a series documentales que guardan una relación entre sí, si bien ningún expediente de la serie es igual a otro. Es vital no romper el origen de procedencia ni la unidad documental para poder comprender al documento también en su contexto, pues no sólo nos habla desde su propio contenido, sino también desde su conjunto con otros documentos de su serie. Por ello podríamos ver en esta película lo importante de considerar que la vivencia del humano elegido como código fuente es indisociable de las vivencias de los otros códigos fuentes, los otros humanos, que vivieron el episodio que vivió él, o en otras palabras: un expediente da y cobra sentido en relación a otros expedientes. Todos juntos en ese tren del atentado podrían estar formando lo que sería la serie documental. Si esta llega al archivo revuelta hay que tratar de reconstruirla con fidelidad, examinando cada documento para comprender esa serie y su creación. Conocer la Historia de un fondo de archivo, en este caso el tren, es vital para el estudio y la comprensión de los expedientes que contiene, y por tanto de los actos que constatan. Más o menos de esto va en cierto modo esta película que, por otra parte, es de acción y misterio.

Terminaré mis ejemplos con Star Trek: en la oscuridad (J. J. Abrams, 2013). La Federación Unida de Planetas de la saga Star Trek tiene su sede en el planeta La Tierra. En una de sus ciudades importantes se encuentran varios edificios administrativos de la Federación, entre ellos el archivo central. Una vez más vemos cómo se retrata la existencia de un edificio específico para el archivo, así como la necesidad de que exista un archivo con documentación para la gestión de la administración del funcionamiento de las leyes y normas del gobierno federal. Por una frase de la película, "es como atacar una biblioteca", sabemos que también tiene un carácter público de servicio al ciudadano y que, además, goza de transparencia informativa. Vemos también que hay personal administrativo específico y además dividido por tareas, así como vemos cómo el mismo edificio aparentemente está dividido en áreas de trabajo propias de su función. Sin embargo, un terrorista logra que el edificio explote con una bomba, o al menos su área administrativa. Por la imagen de la explosión podríamos pensar que ha volado el edificio, pero las imágenes que se usan luego para identificar sospechosos muestran que resulta que sólo ha volado una zona del edificio, probablemente la administrativa de dirección del archivo, una zona de oficinas. No se habría atacado por tanto a la documentación ni al área de investigación y consulta, sino a la dirección y a los archiveros. Sabremos enseguida que el atentado es un gancho para que altos mandos militares y políticos de la Federación se reúnan en una sola sala en un gabinete de crisis, pues allí, con otro atentado, se pretende matarles a todos en bloque. Bien, al margen del resto de la trama de la película, donde la información que guardan sobre el terrorista es vital, vemos aquí cómo hay un reconocimiento a la existencia y necesidad de un archivo general administrativo para las cuestiones de gobierno y atención al ciudadano. Este edificio no se haya lejos de otros edificios de gobierno, pues les da servicios. Y sabemos además que atacar al archivo provoca convocar un gabinete de crisis al más alto nivel institucional y militar, pues se considera un ataque a la estabilidad de la Federación de Planetas Unidos. Aparece así el archivo como institución que vertebra el funcionamiento de lo público y del gobierno. Garantiza el orden constituido. Atacar al archivo es atacar a un pilar de ese orden. Sin embargo, el comentario que compara el archivo central del gobierno federal con una biblioteca pública nos hace pensar que a diferencia de Star Wars los de Star Trek consideran los archivos algo más propio de Cultura que del Ministerio del Interior, aunque sea paradójico dado todo lo que provoca tanto la aparición del archivo en el metraje como el atentado contra él. Por otro lado, denota cierto desconocimiento de los guionistas o de J. J. Abrams sobre las auténticas funciones de un archivo. Si bien el contexto de la aparición del mismo, como su ataque, va bien encaminado, comparar archivo y biblioteca pública indica un desconocimiento del tipo de material y lo diferente que son entre sí  que guardan ambos. También denota un desconocimiento del uso y valores de un archivo respecto de una biblioteca. Eso se traslada al espectador que, en general, ya de por sí anda igual de despistado. 

Saludos y que la cerveza os acompañe.